REF y RIC

REF y RIC no son los nombres de una pareja de novios del África occidental, ni abruptas orografías caboverdianas o marroquíes; tampoco recónditos enclaves a conquistar por las internacionalizadas empresas isleñas, siempre acunadas con amor y múltiples ayudas por las administraciones canarias. El REF y la RIC son las iniciales del Régimen Económico y Fiscal, y de la Reserva de Inversiones de Canarias; instrumentos interrelacionados porque el REF es el marco que establece, entre otras cuestiones, dónde se puede invertir la RIC, un fondo dotado por impuestos -el noventa por ciento de los beneficios empresariales- que a la patronal canaria se les exime de ingresar en las arcas públicas, un regalazo fiscal (20.000 millones de euros en 2013), a cambio de su materialización para el desarrollo socioeconómico del Archipiélago.

Los balances de la RIC son desalentadores. Las cifras de paro, pobreza y desigualdad social en Canarias continúan situándose por encima de la media del Estado, haciendo dudar de las bondades de este incentivo económico; más allá ?eso sí- de la exquisita funcionalidad de continuar enriqueciendo a unos pocos en una especie de tocomocho fiscal legalizado.

Pero ahora se va a dar un paso más. Con la última reforma propuesta a la Comisión Europea, entre un treinta y un cuarenta por ciento de estos fondos podrán destinarse también a inversiones en el África occidental, favoreciendo la descapitalización de las islas y de paso la ingeniería fiscal como grado universitario; una artimaña legal ambicionada desde hace años por el empresariado canario, y sobre la que existe total acuerdo entre Coalición Canaria, Partido Popular y Partido Socialista; con la misma sospechosa unanimidad con la que, justo cuando la crisis-estafa comenzaba a agujerear los estómagos y los bolsillos de los canarios, decidieron todos a una incrementarse sueldos y dietas parlamentarias.

A mí hasta me abruma tal escenificación de responsabilidad y buen rollito entre estos tres partidos, a la hora de “flexibilizar y hacer más atractivo” un instrumento que sirve para la evasión fiscal de los más ricos, perjudicando los intereses mayoritarios. ¡Pero qué potente paradoja visual! Aunque tan amoroso consenso no signifique realmente nada, su fotografía sí lo dice todo.

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