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Siria. Fotos de las miserias del ser humano

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Siria nos muestra una vez más las miserias ideológicas de la especie humana.

Una vez más, toda idea, creencia, o perspectiva, o desacuerdo, queda por encima y avasalla la vida de cientos de personas. El silencio de los cadáveres enjutos, apaleados y magullados, desnudos en el suelo, en las fotografías que el ex policía militar César ha dado a conocer, y donde un comité de investigadores ha concluido y esbozado un informe que, verifica y constata que al menos 11.000 personas han muerto en tres cárceles sirias, ruborizan todo presente, todo domingo por la tarde inmerso en la lectura, y desnudan y atrincheran la rabia y la impresión penosa de que, proseguimos anclados en tiempo y tesitura de genocidios bárbaros y sanguinarios, como la masacre de Ruanda de 1994 entre los tutsis y los hutus, o Camboya en 1975 donde fueron aniquilados dos millones de personas de 8 millones que era la totalidad de la población, o en la guerra de Vietnam entre 1964 y 1975, o en la masacre francesa en Argelia entre 1956 y 1962, o en China bajo el liderazgo de Mao con unas cifras estimadas entre 10 y 70 millones de personas, y también están las guerras mundiales, y en las mismas como bandera ensangrentada y reconocida: el genocidio nazi. Y podríamos remontarnos mucho más atrás, la historia está repleta y atosiga con esta constante irremediable e insalvable, y en ella, tras escrutar e investigar nos encontramos también con Las Guerras del Opio en China en el siglo XIX, o en la Rebelión Taiping, también en China y también el siglo XIX, o en las guerras entre católicos y protestantes en Francia en el siglo XVI, y muchas otras.

Las múltiples y concienzudas investigaciones realizadas ha llevado a concretar y aceptar que, tanto las fotos de los cadáveres como los horrendos testimonios de César, albergan la validez con que fueron presentadas por el ex policía militar, y queda indicado en ello, y como resolución de dichos testimonios e indagaciones, que una vez que los sangrientos asesinatos quedaban atrapados por la cámara, de manera inverosímil y atroz eran clasificadas y almacenadas las mismas. Los investigadores, tras la información aportada, hablan de asesinatos a escala industrial, como si la cadena de producción de una fábrica, alineara y dispusiera, uno tras otro, seres humanos. El entramado se sostiene en que, tras la aniquilación y defunción en las diferentes cárceles, los cuerpos son trasladados a hospitales militares, donde, un jurista, un doctor y César, daban consistencia y validez a la estructura planificada, se fotografíaban los cadáveres para emitir un certificado de defunción, y al tiempo, necesario y vital, para no permitir a los familiares el acceso a los cuerpos, y por otro lado, estas fotografías confirmaban además que las ejecuciones ordenadas y asignadas se llevaban a cabo. El certificado de defunción mostraba de manera generalizada: “problemas respiratorios”, o “ataques cardiacos”.

Esas imágenes capturadas por cámaras fotografiadas nos muestran y delatan y nos devuelven como los reflejos en las orillas de los estanques, la imagen que aún hoy examina la actitud y define a la especie humana, y aunque la generalidad no debe contemplar a unos y otros, todos en único y exclusivo saco, el desatino y la incoherencia e inhumanidad que sobrevuela y azota la historia del ser humano, así como la inutilidad y el desenfreno con que desordena y enturbia su propia evolución, nos lleva de manera irremediable y ardua a aseverar y conciliar la agonía de que, mientras las ideologías estén por encima del ser humano, se producirán una y otra vez los desgarros abrasivos e impíos que nos muestran las fotos y lo relatado.

Y es que, en el Ágora ideológico que propone e inunda el presente actual de muchas naciones y pueblos, se sostiene la misma arquitectura despótica, brutal y sanguinaria del principio de la existencia. Hablamos de la ideología como excusa, motivo y ejercicio para maniatar, utilizar, imponer de manera violenta la perspectiva u opinión particular, e incluso, y a consecuencia de ello: ELIMINAR

Nada tiene la validez ni utilidad suficiente sino contempla de manera prioritaria y primera la vida de cualquier ser humano.

www.andresexposito.es

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