Turismo de masas madre
A tenor, o mejor a simple barítono de la campaña montada en Canarias por el tema turístico, confieso que tengo poco derecho a opinar sobre las reivindicaciones de la plataforma sobre temas medioambientales, laborales y otros etcéteras, ya que soy de una generación que cuando íbamos a cualquier asamblea llevábamos el tema muy preparado, a diferencia de otros que iban simplemente a pegarse el discursito para agradar a su parroquia. Bueno, podría opinar como cualquier europeo que todos esos temas iban en el paquete, con perdón, de las democracias, y que las fuerzas que se llamaban a sí mismas progresistas se ocupaban de garantizarme un marco adecuado para dichos derechos. Hasta ahí ok. El tema es cuando se oponen al turismo de masas, que es precisamente el turismo de las capas populares, es decir, los europeítos que antes ahorraban para un buen funeral ahora ahorran para una semanita con un todo incluido en Fuerteventura, y no te digo los hermanos gomeros, que tienen además el funeral asegurado. De joven acampaba en playas de las rías gallegas donde no había nadie y unos años después no teníamos ni donde aparcar, todo full. Si alguien a mi lado decía no hay derecho, el turismo es un desastre, van a acabar con todo, yo respondía tímidamente, esforzándome en no ofender a nadie, sí, es verdad, pero antes mientras tú estabas aquí de niño bonito con toda la playa para ti, toda esta gente trabajaba sin derecho a unas vacaciones, y lamento oír que una persona tan progresista como tú estés contra el turismo de masas, el turismo del pueblo; ah, ya sé, a ti el turismo que te va es el de ricos, el de masas madre, me parece que la izquierda tuya y la mía no están en el mismo sitio, y como siempre, admito que debo ser yo el equivocado, que a eso básicamente me dedico, a equivocarme, no como otros que se dedican a tener razón. Ayyy, que nadie me dé la razón.
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