Cultura propia sin fronteras

15 de octubre de 2022 10:53 h

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El vertiginoso ritmo del Mundo, y el empecinamiento de líderes políticos, conquistadores de territorio y no de futuro de la humanidad, hace que intenten enarbolar la supremacía de la bandera cultural propia en detrimento de las demás.

Siempre he abogado por la unión a través de las diferencias, en ser respetuoso con la cultura de cada lugar. Del aforismo “Allí donde fueres haz lo que vieres”, podemos extraer el principio básico de que las diferencias y la variedad etno-cultural de los pueblos es lo que enriquece al Mundo. Y si bien, podemos defender decididamente nuestro arraigo cultural y nuestra idiosincrasia, que es nuestro mejor legado, y aquello que hace a nuestros territorios atractivos por su riqueza cultural, no es menos cierto que tenemos que respetar cada ‘modus vivendi de los pueblos y su cultura.

Esto va necesariamente unido al cambiar la conquista, por abrir las fronteras. Y en ese sentido intercambiar culturas, porque desde el principio el hombre se trasladaba de forma nómada en busca de desarrollo personal, familiar, y cultural. Y desde siempre, así como el aroma de café propio de una marca es mezcla, el aroma de la cultura propia también es mezcla.

Este ha sido el ‘life motive’ de nuestros Meses Interculturales. El hecho de tocarle, bailarle, cantarle… al mundo, desde un rincón del planeta en una Isla de fuego, en una Villa de manto verde, alisios y consecuente ‘panza de burro’, mientras aceptamos las bondades de un intercambio cultural, con el son cubano, con el flamenco andaluz o la copla, las rancheras mexicanas o el son jarocho. Todo con una bandera, brindar por lo que nos une y aceptar las diferencias. Porque cuando hoy se habla de Objetivos de Desarrollo Sostenible, olvidamos, a parte de otros, el 17: ‘Alianzas para lograr los objetivos’. Porque el futuro del Mundo no está en un botón, sino que será producto de la unión de los pueblos con respeto a las diferencias y la búsqueda del equilibrio social. La Villa de Breña Alta, quiere seguir en la senda de abrirse al mundo, de mostrarnos sin complejos, pero con la sencillez que te da el ofrecer lo que tienes mientras practicas la hospitalidad.

Con ese espíritu nos trasladamos a los breñuscos. Para compartir con los nuestros, allí donde más han asentado su residencia, en la Isla hermana de Tenerife. Con el objetivo de seguir escuchando nuestra historia, para poder adquirir capacidad de proyectar pueblo, para que sea un rincón de desarrollo cultural, social y un rincón del Mundo habitable.

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