Día Internacional de las Personas con Discapacidad: hay que lograr una sociedad inclusiva, abierta, solidaria y accesible
El Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se conmemora el 3 de diciembre, fue declarado en 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante la resolución 47/3, siendo su objetivo principal promover los derechos y el bienestar de las personas con diferentes tipos de discapacidades en todos los ámbitos de la sociedad y su desarrollo, así como concienciar a la ciudadanía sobre su situación en todos los aspectos de la vida política, social, económica y cultural.
No podemos negar que se ha avanzado mucho desde esa declaración de las Naciones Unidas y que, nuestro país, ha dado un salto cualitativo y cuantitativo en relación al reconocimiento y la promoción de derechos, sobre todo con el impulso de las políticas socialistas y la aprobación de varias leyes. Pero aún queda mucho por hacer para lograr una sociedad plenamente inclusiva, abierta, solidaria y accesible universalmente, ya que forma parte de la justicia social que tanto queremos y reivindicamos.
Empecemos por mencionar un importante avance como es la propuesta de la modificación del artículo 49 de la Constitución Española para actualizar la terminología utilizada y reconocer que las personas con discapacidad son titulares de derechos y deberes en condiciones de libertad e igualdad, sin que pueda producirse discriminación.
Pero sigamos por reconocer que continúan existiendo muchas barreras físicas, sensoriales y cognitivas que impiden la participación plena de la ciudadanía con independencia de su edad, de sus capacidades o de su situación. Siguen existiendo muchas carencias tanto en los servicios como en la formación de diferentes profesionales para atender a las personas con alguna discapacidad que son víctimas de violencia de género, que sufren bulling, al igual que en la atención durante las diferentes catástrofes naturales que se pueden dar, teniendo un ejemplo muy cercano con la reciente erupción volcánica en mi querida isla de La Palma.
Ya no solo vale con el impulso de leyes, de manifiestos o campañas de concienciación, que son absolutamente necesarias. También es fundamental, desde las diferentes administraciones públicas, planificar y plasmar presupuestos reales destinados a poner en marcha recursos y programas efectivos para garantizar esa sociedad inclusiva, abierta, solidaria y accesible universalmente a la que aspiramos y que requiere seguir dando pasos firmes para hacerla realidad.
Hablemos de uno de esos grandes pasos, recurso y/o programas indispensable e importante para estar más cerca de esa sociedad que tanto deseamos. Me refiero a la figura del ‘Asistente personal’, de la importancia que tiene para las personas con discapacidad intelectual, personas a las que miramos pero que en muchas ocasiones, no vemos, “personas que sienten, actúan, quieren y tienen el derecho a vivir de la misma manera que los que no nos atribuimos ninguna discapacidad”, como bien dijo Víctor Manuel Loro, terapeuta ocupacional y formador en Asistencia Personal, personas que tienen el derecho a poder dirigir o participar en el desarrollo de su vida, y que la Administración tiene obligación de poner herramientas para dar esa opción.
Seguimos estando acostumbrados a un modelo asistencial. Digamos lo que digamos, seguimos intentando hablar por esas personas, decidir por ellas, pero sin contar con ellas, y si no, haz memoria y piensa en la última vez que te encontrarse con una persona con discapacidad con algún familiar: A quién le preguntaste cómo va todo; a quién le peguntaste cómo le va en el instituto o en el trabajo, o en el recurso al que acude diariamente; a quién le preguntaste qué hace en su tiempo libre, qué hobbies tiene, qué le gusta y qué no...
Esa es una asignatura pendiente para poder cambiar las cosas, tenemos que reeducarnos tanto como profesionales como familiares, tenemos que cambiar el chip proteccionista y potenciar aquellos recursos que ayuden a desarrollar todo el potencial de las personas con discapacidad. Ahí es donde juega un papel importante la figura del Asistente Personal, un recurso que puede ayudar a hacer realidad las perspectivas de vida de las personas con discapacidad, “profesionales formados en la filosofía de la vida independiente”, y para apostar por ello hay que creer en el Modelo de Atención Centrada en la Persona, creer de verdad.
Muchas experiencias confirman que la figura del Asistente Personal es una pieza fundamental en promocionar la autonomía de las personas si tenemos en cuenta que es una figura externa al entorno familiar, algo que facilita la normalización, “no es lo mismo que sea el/la padre/madre o educador/a, a que sea Paco o Ana, Asistente Personal que acompañe a la persona al cine, la lleve al trabajo, la acompañe al gimnasio o quien la ayude en las actividades de la vida diaria”, por lo que es necesario poner esta figura en valor, ponerla en marcha ya en Canarias, una figura contemplada en el Catálogo de Servicio y Prestaciones de Servicios Sociales de Canarias.
Por lo tanto, no pensemos solo el 3 de diciembre en las personas con discapacidad, pensemos en ellas todos los días, ya que aman, desean, trabajan, hacen deporte y luchan, en definitiva, viven y quieren vivir participando en su proyecto de vida los 365 días del año. Así que, ya es hora de que apostemos desde el ámbito en el que estemos y podamos “progresar y dirigirnos hacia una planificación centrada en la persona, en la que ésta pueda elegir y participar en las decisiones de su propia vida”, sin olvidarnos en prestar atención a las muchas organizaciones de discapacidad que trabajan desde hace mucho con este modelo y que piden “reconocer la figura del asistente personal en varios ámbitos, pero sobre todo en el ámbito del empleo”.
No olvidemos nunca, como profesionales, familiares, como personas, desde el puesto que ocupemos, nuestro compromiso inquebrantable con el sostenimiento del imprescindible tejido de la sociedad civil organizada que trabaja en torno a la discapacidad para, y de forma coordinada avanzar en esa sociedad que describía al principio: una sociedad inclusiva, abierta, solidaria y accesible universalmente.
*Carmen Acosta es trabajadora social
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