“El Corpus de Mazo es un monumento artesano a la fe, la naturaleza y la belleza”
“El Corpus es un monumento artesano a la fe, la naturaleza y la belleza, una auténtica manifestación artística de la cultura popular donde lo sagrado y lo profano se funden en síntesis armoniosa en Villa de Mazo”, en palabras del investigador José Rodríguez Escudero, que este año ha sido el encargado de pregonar el Corpus Christi de Villa de Mazo.
“El 15 de mayo se cumplieron 412 años de la llegada del Santísimo Sacramento a la parroquia de San Blas Obispo de nuestro querido y pintoresco municipio de Villa de Mazo. Un importante momento que marcó la vida local. Prueba de ello es que estamos reviviendo anualmente ese hecho, después de más de cuatro siglos”, recuerda.
El Corpus de Mazo, subraya Escudero, “constituye un profundo sentir que inunda las escarpadas y empedradas calles de un disperso y orgulloso pueblo que sabe mostrar, como pocos, lo mejor de nuestras tradiciones y nuestra cultura. Esto lo puede apreciar el de aquí y el forastero”. “La Villa entera se une complaciente para crear una de las más espectaculares celebraciones de toda la Isla de La Palma. Fervor y arraigo popular se funden y dan como resultado unas magníficas formaciones: arcos, tapiz, descansos y pasillos, que tienen como objeto ensalzar y glorificar al Cuerpo y la Sangre de Cristo”, añade.
Escudero recuerda que “ a partir de la sencillez de las primeras formas, es en 1965 cuando se puede hablar de unas peculiares Fiestas del Corpus casi como las apreciamos hoy”. “El carácter singular del Corpus de Mazo quedó patente de forma oficial cuando fue declarado, por resolución de 23 de diciembre de 1985 de la Secretaría General de Turismo, Fiesta de Interés Turístico Nacional, nada más y nada menos. Esta festividad tuvo tanta repercusión que llegó a obtener también la Medalla de Plata Importantes del Turismo 2002, reconociéndose así la labor de todo aquel involucrado en su realización”, indica, y destaca que “ese premio venía a reconocer el trabajo que todos los habitantes del municipio hacen durante todo el año por esta fiesta”.
“Las semanas previas a la anhelada festividad se suceden rápidamente”, asegura Escudero. “Ha sido mucho el trabajo desinteresado e impagable el esfuerzo. Se trata de una larga víspera. Para la exquisita confección artesanal de estas impresionantes formas verticales se han invertido muchas horas; ratos alegres y divertidos, pero también penosos y sacrificados. Se endulzan los momentos de trabajo y tertulia con bizcochones y mistelas caseras. Muchos vecinos traen de sus casas postres, chocolate, pastelones, pan de manteca, café, galletas, roscas... Así es más llevadera la labor y la espalda duele un poco menos”, afirma.
“En las trabajosas tertulias se informan unos a otros de las noticias frescas, de los incidentes, de política, de Venezuela, del Pueblo, de las recientes muertes y bodas, de lo cara que está la vida, de la crisis, de cómo está quedando el arco, de lo bien que canta Luis Morera, del poco tiempo que queda para terminarlo... Es un pueblo vivo y unido para la ocasión. No existen durante el año momentos como estos. Se trata de un pretexto válido y voluntario en el que se aprende y se comparte, se relacionan los vecinos y hasta se arregla el mundo”, detalla.
El pregonero del Corpus de 2017, que tendrá lugar el próximo 15 de junio, destaca el carácter natural de esta fiesta. “Todo proviene de la naturaleza. Actualmente los materiales que se utilizan son camelias secas, espigas de centeno, trigo, cebada, millo….; colmo (tallo de la espiga), flor seca de vinagrera, suaja, faroles, variedades de musgo (de mar y castañero), flor de vara de ángel, zapatillas, siemprevivas, salados, cardos, buganvilla, campanera, flor de mundo, malpicas…”. “Incluso el pegamento utilizado es una mezcla de harina, agua y sal: la popular poleada. El color de los rostros de los personajes representados, sus vestimentas, los paisajes de fondo, los adornos, viene dado por esos ingredientes naturales. Se trata de un monumento artesano en honor a la fe, pero también lo es a la naturaleza, a la belleza... Una exquisita obra de arte efímero con el que Mazo engalana sus cuestas y su plaza”, sostiene.
Y pone de relieve en papel de los barrios en esta celebración. “Los quince barrios están involucrados: Lodero, Callejones, San Simón, Tiguerorte, Montes de Luna, Malpaíses, Tigalate, Monte Breña, Lomo Oscuro, La Rosa, Monte, Monte Pueblo, La Sabina, el Pueblo y Poleal. Cada uno de ellos se esmera y se encarga de enramar su arco y descanso donde hará una parada la procesión y descansará la custodia de San Miguel. Un breve instante para rogar por sus vecinos, por su presente, por su futuro, por las almas de los que ya se fueron...”. “Son quince orgullosos trozos de un gran municipio que los une en sus fiestas. Celebraciones especiales y añejas que cumplen los 412 años de un importante pretexto al ritmo de la naturaleza y el color de las flores, el aroma de un campo verde y fértil que glorifica a Dios, agradecido por tantas bondades recibidas”.
Rodríguez Escudero llama a preservar este legado y a asumir compromisos. “No se puede querer algo que no se conoce y es aquí donde todos tenemos cabida. Ofrecer nuestros conocimientos, nuestras vivencias, nuestras manos, nuestros ratos libres, nuestra voz… y darlo a conocer, aportar nuestro granito de arena para dignificarlo y preservarlo, para hacer que lo quieran. Será así como se perpetuará en el tiempo. Es tarea de todos”. “Muestro mi profundo agradecimiento a este pueblo que tanto quiero por el gran esfuerzo que ha hecho, está haciendo y hará para que este legado cultural, religioso y festivo de primer orden sea entregado a las futuras generaciones con esa sensibilidad, delicadeza y orgullo, tal y como lo recogieron de sus antepasados. Este patrimonio cultural no se puede desatender, menospreciar, desvalorar o perder bajo ningún concepto”, concluye.