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Denuncian la muerte de animales por perros de caza

E.R.M / E.r.m.

Los vecinos de Garafía se encuentran alarmados por el comportamiento que están demostrando algunas cuadrillas de cazadores que acuden los jueves, domingos y festivos al municipio a practicar el deporte cinegético. Temen que su conducta “irresponsable” pueda derivar en un conflicto social de imprevisibles consecuencias. En las últimas semanas, los perros han ocasionado la muerte de gallinas, ovejas y hasta dos vacas que, asustadas por la jauría y los tiros, intentaron huir del cerco y cayeron al suelo, pereciendo a consecuencia del calor. Además, han destrozado cultivos. Los cazadores, asimismo, según denuncian los afectados, se han apropiado de la cosecha de árboles frutales y han amenazado e insultado a los propietarios de las fincas que les han recriminado su actitud. “Lo hacen con mucho descaro, con amenazas y burlas”, ha asegurado a LA PALMA AHORA el alcalde de Garafía, Yeray Rodríguez, quien anunció que estudian crear “un censo en el que se tengan que registrar las personas que pretendan cazar” en la localidad norteña. De esta forma, “si surge algún conflicto, será más fácil identificar a los infractores”, señaló. Esta decisión municipal se plantea después de que las quejas formuladas en temporadas anteriores a otras administraciones no hayan dado resultado. “Este año se están registrando muchos problemas y hay, además, escasez de conejos”, resaltó el alcalde.

(En la imagen, varias gallinas muertas tras el ataque de perros sufrido este jueves. Foto cedida por la Policía Local de Garafía)

La Policía Local de Garafía ha sido requerida en los últimos días en múltiples ocasiones para atender las quejas de los vecinos por la muerte de animales, destrozos en cultivos y robos en frutales. Sin embargo, a pesar de la ardua labor desarrollada por los agentes, no ha sido posible identificar a ningún cazador ya que, normalmente, el propietario de la finca descubre los daños muchas horas después de que estos se hayan producido.

El presidente de la Federación Insular de Caza, Francisco Javier Tena, ha lamentando estos hechos y ha admitido que se trata de “comportamientos de gente irresponsable que no se pueden tolerar”. “Ocurre todos los años, y son los mismos, pero nos meten a todos en el mismo saco; perjudican nuestra imagen y eso es lo peor que nos puede pasar”, ha señalado a este periódico. Tena recomienda que se “tomen las matrículas de los vehículos” y se denuncien los daños a la Policía Local y al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Asimismo, aconseja que se acuda “directamente al juzgado” cuando los cazadores invadan una propiedad privada. “Es un problema de educación y civismo, a pesar de que todos los años insistimos en que hay que respetar la Ley, que no se puede molestar a las personas ni introducirse en sus propiedades”. El responsable de la Federación Insular de Caza dice que no le queda otra opción que “apelar a la conciencia” porque “solo tenemos dos guardas de caza y no podemos atender toda la Isla”. Recuerda que en La Palma hay un censo de unos 3.000 cazadores, de los que 1.900 renuevan anualmente su licencia, y de esta cifra, 1.080 están federados. “El resto va por libre”, indicó.

El comportamiento incívico de estos cazadores supone “una cruz” para la Federación Insular de Caza. “Es una minoría que perjudica al conjunto del colectivo”, afirmó Tena, quien reconoce que estos incidentes no solo se registran en Garafía, sino también en otros municipios de la Isla.

Tena resaltó que “la Ley es clara: hay que respetar lo ajeno”. Sin embargo, según la opinión de los vecinos afectados, la actual normativa de caza debería ser modificada para impedir la práctica cinegética en zonas habitadas.

Los vecinos de Garafía están viviendo con impotencia y preocupación estos atropellos sistemáticos a sus bienes y temen que se puedan generar situaciones de tensión de consecuencias imprevisibles. Los perros han dado muerte a numerosas gallinas y a algunos ejemplares de oveja. Igualmente, dos vacas fallecieron al caer al suelo después de ser azoradas en el cerco y un caballo sufrió la fractura de una pata porque inició una carrera desbocada cuando dispararon cerca de él. “Estamos hartos y cansados de que invadan nuestras propiedades, maten los animales, roben la fruta y destrocen los sembrados; si no se toman medidas, se pueden producir problemas serios”, advirtió el propietario de una finca que ha sufrido en varias ocasiones el acoso de las cuadrillas de cazadores.

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