Los escolares se suman al plan de diversificación del sotobosque de La Caldera
El Parque Nacional de La Caldera de Taburiante ha iniciado este miércoles, 19 de marzo, el programa de educación ambiental denominado 'Diversificación del sotobosque del pinar canario' en el principal espacio natural protegido de La Palma, informa el director-conservador del emblemático recinto, Ángel Palomares.
(En la imagen, cadena para dar el riego a las plantas. Foto: ÁNGEL PALOMARES)
El colegio Mayantigo de Los Llanos de Aridane ha sido el primero en realizar esta actividad, en la cara sur del Bejenado, junto a la pista de Ferrer. Han participado 62 alumnos. Este año se espera que alumnos de dos centros escolares más participen en esta actividad, los días 27 de marzo (Cándido Marante de Los Sauces) y 4 de abril (San Antonio de Breña Baja). En esta zona se está repoblando con 3 especies: gacia, garbancera y tagasaste.
El sotobosque del pinar del parque Nacional de La Caldera de Taburiente, en la actualidad, es realmente escaso, explica el director-conservador del principal espacio natural protegido de La Palma, Ángel Palomares. Añade que “en las cumbres es el codeso (Adenocarpus viscosus) casi el único acompañante del pino” y “en zonas medias y bajas el amagante (Cistus symphytifolius)”. Apunta que “tras los incendios, desbroces o retirada de pinocha los años siguientes aparece el corazoncillo (Lotus hillebrandi)”.
(En la imagen, un monitor dando explicaciones las sobre las especies y cómo hacer la repoblación. Foto: ÁNGEL PALOMARES)
El resto de las especies presentes “lo hace de forma aislada, casi nunca formando rodales o manchas, salvo algunas gramíneas o leguminosas herbáceas”.
“Entre las especies escasas”, prosigue, “hay algunas que en su día fueron catalogadas en 2001 en alguna de las categorías de amenaza de extinción que tiene nuestra legislación, y que ahora no están como es el caso Convolvulus fruticulosus. Algunas de ellas tras modificaciones en la legislación en 2010 siguen dentro de los listados de especies vulnerables, como es el caso el cabezote (Cheirolophus arboreus) o de interés para los ecosistemas canarios como la garbancera (Cicer canariense) y la col de risco (Crambe microcarpa)”. Esas especies, precisa, “tienen poblaciones muy escasas, alejadas entre sí, y algunas viven de forma natural en escarpes”.
En 2004-2005, con objeto de poder aumentar “el conocimiento sobre dichas especies y poder tomar decisiones sobre donde era más interesante actuar, se instalaron 41 parcelas experimentales situadas en pleno dominio del pinar, con cuatro orientaciones distintas entre los 400 y 1500 metros de cota”. Cada parcela estaba dividida en “varias subparcelas, según el tipo de protección que tenía para ser permitir la entrada o no a determinados herbívoros introducidos por el hombre desde empezó a colonizar la Isla. Una de ellas sin protección alguna”. La segunda se acotó “con malla cinegética con huecos de 15x15 centímetros (cm), por la que podían entrar conejos, pero no animales grandes como cabras, ovejas o arruis. La tercera tenía una doble malla, con huecos de 2 cm, por el que no entraban los herbívoros exóticos mas frecuentes”.
(Cartel explicativo junto a la pista de Ferrer. Foto: ÁNGEL PALOMARES)
Cada parcela fue sembrada con “las especies citadas y, además, con otro grupo de especies leñosas de gran porte, no catalogadas, que estaban de forma habitual en los acantilados, o que solo estando en el pinar eran muy escasas. En total se experimento con 17 especies”.
El 2009 se recibió un informe de expertos de la universidad de La Laguna, que estuvieron analizando los datos que se recogieron de esas parcelas durante 3 veces al año, los cuatro años anteriores. “Como conclusión principal, indicaron que al menos cuatro especies de las utilizadas en el experimento debieron tener poblaciones bastante más abundantes y extensas en el pasado y que su escasez es debida a la presencia de los herbívoros introducidos. Estas son de las catalogadas: Cicer canariense. De las no catalogadas: tagasaste (Chamaecytisus proliferus), gacia (Teline stenopetala) y escobón (Spartocytisus filipes)”.
Del resto de las especies los datos recogidos “eran tan escasos que no se podían hacer los test estadísticos necesarios, para afirmar que los herbívoros introducidos fuesen la causa de su regresión, por lo que con algunas de ellas se sigue experimentando”.
Entre las recomendaciones que dieron estaban “la creación de microreservas de exclusión de herbívoros exóticos, de tamaño suficiente, si era posible incluyendo poblaciones naturales de algunas especies amenazadas”.
Posteriormente se descubrió “en 2011 el andén de los Calzones Rotos, donde se presume que no han entrado los herbívoros introducidos por el hombre, en el que el sotobosque del pinar (muy abierto, poco denso) tiene unas 40 especies diferentes”.
Actuaciones posteriores.
Desde el Parque, “después de analizar las diversas posibilidades de actuación, se tomo la decisión de hacer las primeras microreservas en los lugares de pendiente más suave, donde los problemas de roturas de vallados por desprendimientos y lluvias torrenciales fuesen menores, y a la vez que estuviesen en lugares próximos a senderos de visita frecuente, para que tuviesen un efecto divulgador. Estos lugares están en la falda sur del Bejenado (pista de Ferrer) y cerca del sendero de Brecitos a la zona de acampada, alrededor de los barrancos de Risco Liso y Bombas de Agua”.
A comienzos de 2012 se iniciaron las repoblaciones en ambas zonas con personal contratado por el parque, o con estudiantes de la escuela de forestales.
Desde mediados de 2013 “existe un cartel explicativo de las actuaciones junto a la pista de Ferrer en a subida del sendero al pico Bejenado”. Para el curso 2013-2014 “se decidió realizar un programa de educación ambiental, destinado a los escolares de la Isla, mayores de 12 años, (similar al que se lleva con las plantas en peligro de extinción de cumbres desde el curso 1991-1992, donde se hizo una prueba piloto) donde los chicos participen activamente en las labores de repoblación”.