Un experta en salud mental alerta que las pérdidas vitales son equiparables a las pérdidas de vida

El volcán de La Palma detrás de una vivienda inundada por la ceniza en el barrio de Las Manchas.

Efe

12 de noviembre de 2021 11:10 h

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Mary Paz Magdalena, responsable de Salud Mental La Palma, asociación que presta asistencia, entre otros colectivos, a la comunidad educativa y a sanitarios afectados por la erupción volcánica, ha alertado de que en esta emergencia no se han producido pérdidas de vidas humanas pero sí pérdidas vitales, “que es distinto pero equiparable”.

Magdalena, en una entrevista con Efe, afirma que los afectados por estas pérdidas lo viven con mucho sufrimiento, “como un duelo”, y muchos comportamientos observables como el insomnio o la irascibilidad se deben entender como hechos normales y como una respuesta “a lo que estamos viviendo”.

“No podemos hacer patológico una reacción así”, señala la experta, que opina que en lugar de extender en el tiempo el uso de fármacos, habrá que hacer un esfuerzo por parte de los servicios públicos para que estas personas tengan cubiertas sus necesidades básicas.

Explica que la asociación, en colaboración con la patronal turística de la provincia, Ashotel, y con Asociación de Salud Metal de Tenerife Atelsam, ha puesto en marcha un programa de respiro para las familias de los CEIP de Todoque y Campitos, arrasados por la lava, que permite una salida de la isla.

Este programa se ha extendido al personal sanitario afectado por la erupción volcánica, al que también se le presta asistencia para facilitar su trabajo con el fin de que no se tengan que coger la baja porque “los docentes y los sanitarios son imprescindibles, los necesitamos”.

Magdalena incide además en que este personal sanitario arrastra un cansancio desde la pandemia de Covid por lo que, asevera, es importante que puedan adaptar su puesto de trabajo a sus necesidades y por ello desde el Centro de Atención de Especialidades de Los Llanos de Aridane, la asociación presta esta asistencia de “cuidado al cuidador”.

La responsable de Salud Mental La Palma expresa la preocupación de la asociación, en la que trabajan ocho técnicos más los voluntarios sin ayudas públicas para realizar su labor, de la situación que se creará cuando finalice la erupción “y entonces seamos conscientes de lo que hemos perdido”.

Afirma que todavía hay afectados que hablan de “cuando les dejen pasar y puedan volver a casa” cuando su vivienda ya no existe y señala que ahí la psicología de emergencia tendrá que ayudar y convencer “de que hay que comenzar de nuevo”.

Ese nuevo comienzo, añade, incluye una nueva proyección económica ya que el plátano, cultivo del que vivía gran parte del Valle de Aridane, también se ha visto muy afectado.

“El Valle ha sido rico y la riqueza se ha ido”, indica la experta, que reitera que en esta situación “hay que acompañar más que medicalizar”.

Alude a la pirámide de Maslow sobre las necesidades básicas que deben ser cubiertas y que pasan, afirma, por tener un techo, alimento, estabilidad y “después sentirse seguro”.

“Durante el confinamiento no queríamos salir de casa y ahora no hay casa a la que volver”, destaca la psicopedagoga, trabajadora social y mediadora familiar, que resalta que en el programa respiro, tienen varias salidas programadas para diciembre, mes en el por sus particularidades festivas, se añora más la casa y el hogar.

No obstante, aclara que no todo el que ha perdido su vivienda necesita ayuda psicológica o psiquiátrica sino una ayuda psicosocial que le permita tener cubiertas sus necesidades básicas.

La técnico señala que todavía se están entregando pocas casas y advierte que otro problema surgirá en la adaptación de los alojados a los pisos cuando antes vivían en contacto con la naturaleza.

Al respecto recuerda la jornada que la asociación celebrará en el Museo Arqueológico, en colaboración con otras entidades, el próximo 30 de noviembre, y en la que se abordará la intervención en esta emergencia desde diferentes ámbitos, entre ellos en los menores.

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