“La Palma es el mejor lugar para avistar variedades diferentes de cetáceos”
Es un hombre curtido en el mar que lleva más de veinte años organizando excursiones para observar cetáceos en su medio natural. El barcelonés José Ramón Roca, patrón de la embarcación Fancy II, con base en el Puerto de Tazacorte, tiene el privilegio de disfrutar con su trabajo. “El mar es un medio muy bonito para ganarme el sustento; está lleno de vida y es muy poco conocido, hay todavía mucho horizonte por descubrir”, ha señalado a LA PALMA AHORA justo dos meses después de haberse sometido a una intervención quirúrgica para extirparle un riñón que donó a su hermano, afectado de una poliquistosis renal.
Desde hace ocho años, José Ramón Roca se dedica a organizar excursiones en el litoral oeste de la Isla para contemplar cetáceos, pero con anterioridad desempeñó la misma actividad en Tenerife y La Gomera. “La Palma es uno de los mejores lugares para avistar distintas variedades de cetáceos; es un punto en el que, en una sola excursión, puedes ver muchas especies, algo que no ocurre en ningún otro sitio, que yo sepa”, subraya. Desde la embarcación Fancy II, los excursionistas pueden disfrutar de la presencia del delfines (‘mular’, ‘manchado del Atlántico’, ‘de hocico estrecho’, ‘común’) ballenas zifio, calderones, cachalotes, algún tiburón, tortugas y peces voladores.
El año pasado los excursionistas del Fancy II también pudieron disfrutar de la presencia de orcas, una experiencia que fue “muy bonita”, y estos días “hemos visto un cachalote pigmeo, cuya presencia en el litoral palmero sólo habíamos detectado en dos ocasiones anteriores; es muy raro que se vea por su extrema timidez; también hemos localizado un grupito de 10 o 12 zifios de thues, muy difíciles de ver”.
El litoral palmero “tiene muchísima vida, vemos algo todos los días, y piensa que para que ocurra eso, debe de haber gran variedad de especies, porque con lo grande que es el océano, no creo que a diario se pueda encontrar una aguja en un pajar, es que hay mucha vida y realmente solo vemos una parte”, insiste. Además, las aguas de La Palma tienen la particularidad de que albergan especies que “en otros sitios son difíciles de encontrar”, afirma Roca, que vive prácticamente entregado en cuerpo y alma a su trabajo. “Estoy todo el día al aire libre, el barco me ocupa mucho tiempo, me absorbe; en tierra me dedico al papeleo de la embarcación y a mis hijos, y un poquito también a investigar nuevas especies, y si tengo unos días libres, pues viajo, que me gusta”, cuenta.
Cuando los excursionistas del Fancy II observan cómo emerge un cetáceo en el azul del Atlántico o cómo los delfines rodean la embarcación, la emoción que les embarga “es enorme, todo son muestras de alegría; a hay gente a la que se le escapan las lágrimas y otros hasta chillan”, dice Roca.
El patrón del Fancy celebra que Repsol haya paralizado, al menos temporalmente, las prospecciones petrolíferas que estaba realizando en aguas cercanas a las islas orientales. “Si hubiera algún fallo en esa actividad, sería muy, muy perjudicial y dañino para toda la fauna marina”, recalca.
Un patrón de perfil humano
Al margen de su actividad como patrón de embarcaciones, José Ramón Roca es un hombre de perfil muy humano y solidario. Hace dos meses donó en Barcelona uno de sus riñones a su hermano, aquejado de una poliquistosis renal. “Es una experiencia muy gratificante, y si alguna vez alguien se ve en esa tesitura, que no se lo piense mucho; yo me ofrecí, no dejé que mi hermano me lo pidiera, porque sé que solicitar esas cosas es francamente complicado; me dio un poco de miedo a medida que se acercaba la intervención, pero realmente no pasa nada; estoy exactamente igual que hace dos meses”, sostiene. “No pienso mucho en eso; pasó y ya está, he conseguido evitarle la diálisis a mi hermano, y eso sí que es importante; y a seguir viviendo, no voy a estar todo el día regodeándome de esa donación, estoy exactamente igual, hago lo mismo”.
José Ramón Roca, con un riñón menos, prosigue su actividad normal como patrón del Fancy II y recalca que “lo hubiera hecho por cualquiera, lo único complicado es que te vienen a la mente tus hijos y piensas que si en algún momento lo necesitan, pues ya no puedo donárselo, pero ellos también tienen hermanos y madre”. En La Palma, entre animales marinos y aguas transparentes, es feliz y agradece a la Isla que “me haya acogido”.