Las Salinas de Fuencaliente cumplen medio siglo

Atardecer en las Salinas de Fuencaliente, en el sur de La Palma.

Esther R. Medina

Fuencaliente —

Las Salinas de Fuencaliente cumplen este año medio siglo de existencia. “Los terrenos fueron comprados por mi abuelo, Fernando Hernández Rodríguez, en una subasta pública y escriturados el 11 de octubre de 1967”, ha recordado a La Palma Ahora Andrés Hernández, un joven empresario, licenciado en Dirección y Administración de Empresas, que ha tomado las riendas de la histórica explotación del extremo sur de La Palma, al frente de la cual, durante muchísimos años, estuvo su padre, Fernando Hernández Villalba, un hombre que, y nunca mejor dicho, ha luchado contra viento y marea para mantener a flote una empresa familiar, enclavada en un Sitio de Interés Científico, que produce, con técnicas artesanales, sal marina de altísima calidad.

La actividad salinera en Canarias “estaba en franca decadencia y haber sobrevivido 50 años es un gran logro”, ha destacado Andrés Hernández. “La situación era de retroceso e incluso en los años 90, en la segunda generación familiar, mi padre pensó en abandonarlas, pero hemos conseguido solventar muchos problemas y pervivir”, subraya.

Ahora Las Salinas de Fuencaliente miran al futuro. “No queremos quedarnos parados, en los últimos años nos habíamos centrado en buscar una actividad complementaria, que es el restaurante temático Jardín de las Sal y su centro de interpretación, pero nuestro afán es centrarnos nuevamente en la actividad salinera porque necesitamos un cambio en las instalaciones de almacenamiento y empaquetado, puesto que adaptarse a las condiciones higiénico-sanitario cada vez es más complejo”, reconoce. “Necesitamos naves más amplias y modernizar la maquinaria, que está obsoleta, y hemos pensado que este año, con la celebración del 50 aniversario, es el momento ideal”, dice.

Confía en que la burocracia, esta vez, no condicione el desarrollo y crecimiento de la empresa familiar. “Hemos presentado ya al Cabildo el proyecto de la nueva nave de almacenamiento y empaquetado, y lo único que pedimos en que la tramitación no sea tan compleja como la del centro de interpretación, que tardó cerca de 18 años”, apunta.

La construcción de la nueva nave debe adaptarse a las normas de conservación del Sitio de Interés Científico Salinas de Fuencaliente, declarado como tal en 1994 por ser un lugar de descanso y alimentación de la avifauna, y también, por tratarse de uno de los pocos humedales existentes en Canarias que atrae a las aves limícolas migratorias. “El proyecto ya está adaptado conforme a esas normas de conservación, por tanto, no tendría que tener pega en cuanto a la tramitación, esperamos que sea un periodo corto de tiempo para iniciar cuanto antes la construcción”, expone.

En la actualidad, la producción anual de las Salinas de Fuencaliente está entre 500 y 600 toneladas de sal gruesa común y entorno a cinco toneladas de flor de sal. A diferencia de la salina extensiva de grandes cristalizadores, donde se recoge la sal una vez al año, en las salinas de Fuencaliente, de tajo pequeño, se realizan entre siete y ocho cosechas al año mediante un laborioso trabajo artesanal. El resultado es una sal de altísima calidad que cumple con las características de un producto biológico.

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