Descanso eterno en el Llano de Guillén
La última morada de la gran mayoría de los vecinos de Santa Cruz de La Palma está en el Llano de Guillén, en el Cementerio de San José, que se inauguró en 1821 y que es “uno de los más antiguos de Canarias, con tumbas de valor estético o iconográfico, aunque ha tenido reformas poco afortunadas pero el patio central sigue conservando su impronta”, ha señalado a La Palma Ahora Víctor Hernández Correa, técnico de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de la capital, quien ha conducido este martes una ruta bajo el título Unid vuestras cenizas a las suyas: el Cementerio de Santa Cruz de La Palma, un recorrido por el camposanto de la ciudad a través de la historia de vida de algunos de sus moradores, mudos testigos de los familiares, amigos y admiradores que cada semana los visitan y de los sepultureros que los enterraron y que diariamente siguen velando su hospedaje. “Desde su inauguración en 1821 en solares del Llano de Guillén, el Cementerio Municipal de Santa Cruz de La Palma se ha convertido en la última morada de cuantos vecinos y visitantes han fallecido en la jurisdicción de la capital palmera. A lo largo de su historia, el ritual de enterramiento y el culto a los muertos han concentrado aquí un pasado en el que han convivido aspectos religiosos y metafísicos con otros de asunto artístico como la arquitectura, la escultura y la literatura funerarias”, explica.
La ruta guiada por Hernández Correa, que se ha desarrollado en horario nocturno, ha mostrado tumbas de valor estético o iconográfico, como el panteón de la familia Rodríguez González —obra del artista italiano afincado en Canarias Angelo Cherubini y Raffaelli (1838-?)—, el monumento francomasón de Hermegildo Rodríguez Méndez (1870-1922) o el más reciente Dos islas, dos paraísos, una tumba dedicado al buzo José María Quero Ruiz (1951-1979) y a su mujer la escritora china Eco Chen (1943-1991), proyectado por el artista local Alberto Cabrera.