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Ruta canaria

Más de 1.700 personas muertas en un año: la ruta migratoria hacia Canarias sigue siendo la más letal

Imagen de archivo de un grupo de personas rescatadas de una patera por Salvamento Marítimo en Gran Canaria

Natalia G. Vargas

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Hassan fue rescatado en alta mar aferrado a un bidón de gasolina. Fue el único superviviente de la embarcación en la que viajó desde Sidi Ifni a Gran Canaria con nueve personas más. En mitad de la noche, los gritos de sus compañeros de viaje dejaron de escucharse y sus cuerpos desaparecieron en el fondo del océano. En 2022, la ruta migratoria hacia Canarias se tragó en total la vida de 1.784 personas. Así lo muestran las cifras recogidas por el colectivo de derechos humanos Caminando Fronteras en su Monitoreo del Derecho a la Vida publicado este miércoles.

Se trata de la vía de acceso a España que más muertes se cobró a lo largo del año. Le sigue la ruta de Argelia, con 464 víctimas, la de Alborán (75), la ruta por tierra de Ceuta y Melilla (42) y la ruta del Estrecho, con 25 víctimas. De todas las personas que mueren en estos trayectos, el 91,42% desaparece para siempre en el mar sin que sus cadáveres sean recuperados. 

“La mayoría de personas víctimas de las rutas marítimas desaparecen y las familias no logran tener un cadáver que identificar para poder constatar que están muertas”, explica el documento. La imposibilidad de certificar la muerte de sus seres queridos empuja a las familias a vivir un duelo “ambiguo”, con múltiples impactos psicosociales y legales.

La falta de información sobre los naufragios es aún mayor en el caso de aquellas pateras, neumáticas o cayucos que se hunden por completo con todas las personas a bordo. “Conseguir un relato de lo que sucedió es mucho más difícil y supone una angustia más grande para las familias de las personas que comparten esa embarcaciones”, explica Caminando Fronteras en el informe. En 2022 fueron 64 las barcazas precarias que naufragaron con todos sus ocupantes. 

Es el caso de una barcaza que salió el 10 de agosto desde Tan Tan con 62 personas a bordo. Entre ellas había diez mujeres y cuatro niños. Aunque en esas fechas fueron localizadas otras embarcaciones por la zona, no se localizó ni a esa patera ni a ninguno de los migrantes que viajaban en ella. 

Son varias las causas de las muertes que Caminando Frontera identifica. La fragilidad de las embarcaciones, así como la longitud de la travesía y la peligrosidad del océano son algunas de ellas. En otros casos, la angustia y el pánico de las personas que viajan en estas condiciones arriesgadas provocan que las embarcaciones vuelquen o que terminen lanzándose al mar desesperadas por el miedo. 

Por otro lado, el colectivo subraya la “falta de coordinación” entre Marruecos y España para activar los servicios de rescate. Otras causas recogidas en el informe son la falta de medios para realizar búsquedas en el océano y la “omisión del deber de socorro” por parte de barcos de pesca por “miedo” a ser criminalizados. 

Torturas y violencia en el camino

Las personas que han muerto en las fronteras españolas procedían de 25 países diferentes.Entre ellos están Marruecos, Argelia, Sudán, Yemen, Senegal, Mauritania y Nigeria entre otros. Algunas de las razones que empujaron a miles de personas a salir de sus hogares en 2022 fueron la violencia machista, la violencia contra el colectivo LGTBI, el empobrecimiento agravado por el cambio climático, la extracción de recursos por parte de potencias occidentales, la falta de trabajo, la persecución política y los conflictos bélicos. 

La militarización de las fronteras ha traído consigo, según el colectivo, un aumento de la violencia. “Tuvimos que dar media vuelta y, cuando pude bajar de la zodiac, vi a una mujer tendida sobre la arena. Había recibido una bala en le pecho”, relata el testimonio de un superviviente recogido por Caminando Fronteras. Según el informe, las autoridades de algunos países de salida han detenido a las personas migrantes en las casas donde viven o en asentamientos informales. “Estas son especialmente violentas, usando despliegues militares que utilizan el bloqueo al acceso al agua y a la comida como forma de tortura”, explican. 

El colectivo fundado por la activista Helena Maleno también advierte de la discriminación racial que se produce en los países de partida. “Se efectúan detenciones de personas negras incluso si estas tienen documentación que acredite su residencia en el país”, explica el monitoreo. 

Las mujeres, los niños y los adolescentes sufren además violencias específicas, como la sexual. “Otra forma de castigo contra las mujeres documentada durante estos meses es exponer sus cuerpos desnudos durante las redadas a la vista de toda la población”, advierte Caminando Fronteras. También son separadas de sus hijos e hijas durante las redadas.

Pese a todas estas vulneraciones de derechos, las personas migrantes se encuentran en un contexto de indefensión. Las personas víctimas de estas violencias, apunta el colectivo, no tienen acceso a instrumentos de protección y tampoco se atreven a denunciar por miedo a ser sometidas de nuevo a la represión. Tampoco obtienen una reparación de los daños. “No hay espacio seguro para las personas migrantes”. 

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