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Del elefante al ratón: el futuro es más pequeño
¿Sabías que muchos animales están disminuyendo de tamaño? No es solo una percepción: un estudio global ha detectado que en numerosas regiones del mundo, muchas especies están mostrando una reducción en su tamaño corporal. Este fenómeno no solo es sorprendente, sino también alarmante, ya que el tamaño de un organismo está directamente relacionado con su papel en el ecosistema.
Un equipo internacional de científicos analizó más de 5.000 comunidades animales y vegetales de todo el mundo, incluyendo peces, mamíferos, plantas, invertebrados y más. Lo que encontraron fue claro: en la mayoría de los casos, el tamaño promedio de los organismos ha disminuido desde 1960.
Pero… ¿Qué está pasando?
Los investigadores identificaron dos grandes procesos detrás de este “encogimiento” global. Por un lado, muchas especies están experimentando cambios internos: dentro de una misma especie —como ciertos peces marinos— los individuos de hoy son más pequeños que los de hace unas décadas. Por otro lado, también están cambiando las comunidades: en muchas regiones, las especies de mayor tamaño han desaparecido o se han vuelto escasas, siendo reemplazadas por especies más pequeñas. Lo más llamativo es que estos dos fenómenos no ocurren por separado, sino al mismo tiempo, y en la mayoría de los casos se refuerzan entre sí: hay menos especies grandes, y además, los que quedan... también son más chicos.
¿Por qué importa el tamaño?
El tamaño corporal influye en casi todo: cuánta comida necesita un animal, cuántos descendientes tiene, qué lugar ocupa en la cadena alimentaria… Si los animales se hacen más pequeños, los ecosistemas cambian, y eso puede tener consecuencias para la pesca, la agricultura y la biodiversidad en general.
Por ejemplo, en ambientes marinos, la sobrepesca ha eliminado a muchos peces grandes, dejando a los pequeños, que se reproducen más rápido pero tienen menor valor ecológico y económico. Y en tierra, el cambio climático favorece a especies pequeñas que toleran mejor las temperaturas extremas.
¿Y el ecosistema? ¿Se colapsa?
Curiosamente, los científicos encontraron que la biomasa total (la cantidad de materia viva) no ha cambiado mucho. ¿Cómo es posible? Porque aunque haya menos animales grandes, hay más individuos pequeños. Es decir, se mantiene la cantidad total de “vida”, pero repartida en cuerpos más pequeños.
Esto sugiere que los ecosistemas intentan autorregularse, pero también advierte que podrían estar funcionando de forma diferente a como lo hacían antes. Y eso es algo que aún estamos empezando a entender.
¿Qué podemos hacer?
Este estudio muestra que el cambio global no solo afecta a las especies que desaparecen, sino también a las que se quedan, que ahora son distintas en tamaño y función. Es una transformación silenciosa pero profunda, que redefine cómo funcionan los ecosistemas.
Para afrontarla, es fundamental seguir monitoreando el tamaño de los organismos en diferentes entornos y no solo contar cuántas especies hay. Solo así podremos anticipar cómo cambiará la naturaleza... y cómo deberíamos cambiar con ella.
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