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La pregunta de la entropía

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La última pregunta es un relato fantástico de Isaac Asimov. Narra con saltos inter temporales de millones de años la peripecia de una gran inteligencia artificial que después de absorber nuestras mentes individuales que hace tiempo viajan por el espacio, tiene un empeño decisivo: revertir la entropía, esa pérdida imparable de energía, que lleva de forma ineluctable al universo al desorden total y al apagón final.

Cada mil años la mente humana le hace a esa inteligencia una pregunta y siempre contesta: “datos insuficientes para una respuesta esclarecedora”. Yo al no tener a quien preguntar si nuestro mundo va proa al marisco aplico hoy un método comparativo y me he puesto a buscar equivalencias entre lo que sucede en España y en EEUU detrás de una respuesta esclarecedora. Pensaba que eran pocas las coincidencias. Y encuentro que los dos países son perjudicados por la quiebra de un bipartidismo que lleva años siendo el problema y no la solución. 

La atonía señorial del partido republicano ha quedado modificada por movimientos conservadores, uno se llama MAGA, porque quieren ser grandes y otro MAHA porque quieren ser sanos. Y hay muchos más neocons y ultras agrupados e infiltrados. No se queda atrás el partido demócrata que cuenta con planetas, valga como ejemplo el movimiento DSA que contiene la D de democrático por pertenecer a este partido, pero nada que ver con una identificación con la socialdemocracia a la que desbordan por la izquierda sin esfuerzo alguno.

Romper el jarrón chino del bipartidismo no es imposible, pero resulta seguro lamentarlo tanto. Un caso extremo y muy cercano es el de Venezuela. En un país rico, el partido de Acción Democrática y el COPEI tuvieron durante décadas hasta un pacto de alternancia. Cuando decidieron robar los dos, vino Chávez y luego Maduro, antes la pobreza y ahora la miseria.

En Washington han cerrado el gobierno federal por falta de acuerdo. Después de 45 días se ha abierto el gobierno con el voto de siete senadores tránsfugas demócratas no sin antes practicar chantaje a costa de los servicios de salud y de alimentación que son fondos federales que necesitan 42 millones de norteamericanos. En España somos más refinados en lo que hace a tránsfugas y respeto por los que pasan hambre. 

El presidente Trump aparece en los papeles de Epstein, magnate, pederasta y suicida y el muy miserable le pide a la fiscal general que busque en esos papeles a Clinton. Creo más fácil descubrir lo que no existe de lo que realmente existe. Y con un bipartidismo sin goteras no nos sucederían algunas cosas. Porque un derecho nuestro es no tener que escoger a nuestros verdugos y de la forma como no voy a un concierto de Enrique Iglesias, no quiero ver en mi ciudad un tal Vito Quiles, bufón que no hace gracias ni a la reina que le paga los billetes. Y como se trataba de buscar semejanzas, en Norteamérica tienen a un tal Nick Fuentes, gilipollas de bolera, que sale en televisión y, dice a las mujeres: “tu cuerpo, mi elección”.

El desencanto si es insobornable puede dar paso a la lucidez. De pronto aparece un alcalde ganador en Nueva York que ofrece guardería y transporte gratuito. Se dirige a los olvidados y desilusionados que pueden revertir la entropía. Solo hace falta que la flecha del voto de estos que se creen olvidados y están desilusionados salga disparada en la dirección de sus intereses. Sus intereses, valga de muestra ese tan prudente de ganar lo suficiente para tener una vivienda digna. 

Pero no, por aquí no se arregla la cosa por ahora porque enciendo la radio y explican la ley de alquiler vacacional. Sale uno de Coalición que gobierna y resulta ser Cantinflas. Pero sale otro del PSOE en la oposición y es también Cantinflas. Esperamos que lo mejore el locutor, pero ya saben que era como Cantinflas.

Enciendo la televisión y veo a representantes catalanes y vascos, a Oriol Junqueras y a Aitor Esteban y me pongo envidioso. No es tan decisiva la entropía. Faltan de esos que invierten la entropía y son capaces de decir al adversario político lo que Lázaro Cárdenas cuando justificó la difícil acogida en Méjico de Trotski: lo recibo no por sus ideas, sino por las mías. Pues eso respeta al adversario político no por sus ideas sino por tus ideas.

La última pregunta quiere saber sobre si es posible revertir la entropía sociopolítica actual. Sin datos para una respuesta esclarecedora creo que sí y como dicen los jóvenes, a la forma random. En plan Mamdani , en Nueva York.

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