Sólo un (bello) partido de fútbol

Enrique Bethencourt

Las Palmas de Gran Canaria —

Para algunos debe ser la continuidad de la guerra por otros medios, pero sólo fue un partido de fútbol. Bello, de los más espectaculares de los últimos tiempos al confrontarse dos estilos completamente distintos, más de elaboración paciente uno, directo y contundente el otro. Sin las excesivas precauciones defensivas de anteriores encuentros, sin especulación, sin concesiones.

Ganó el que ganó y apunto algunas claves del, para mí, muy buen partido de Real Madrid y Barcelona, fundamentalmente:

* El dominio del centro del campo fue el factor que inclinó el partido hacia el club de Martino. La superioridad de los Xavi, Iniesta y cia, frente a un Modric desaparecido y un Alonso que no parece atravesar su mejor momento.

* El Madrid logró durante una parte del partido equilibrar su déficit en el centro del campo por su contundencia atacante y, especialmente, por la soberbia actuación de Di María, siempre en superioridad a su lateral, a lo que ayudó el estrabismo defensivo de Neymar.

* La defensa blaugrana es una auténtica hermanita de la caridad. Alvés era fácilmente desbordado. Cada centro era una ocasión de gol. Por alto no cogían una. Pudieron encajar más goles si Benzema hubiese aprovechado alguna de las claras oportunidades que marró.

* Individualmente sobresalieron algunos jugadores: Di María e Iniesta, especialmente. Y un Messi que, sin estar al cien por cien, puede decidir un partido, no sólo marcando sino con asistencias impecables.

* En el particular duelo de astros, Messi se impuso claramente a un Ronaldo que jugó en un tono menor y que fue mucho menos decisivo en el desarrollo del encuentro y su resultado que la estrella argentina.

* Dos grandes decepciones: Neymar y Bale. Los dos fichajes más caros no han justificado la cara inversión realizada por sus respectivos clubes. Neymar embarullado, confuso y difuso, no mereció ser titular y fue más una remora que una solución. Bale más de lo mismo, corrió como un galgo pero parecía completamente desnortado, fuera de lugar. Los dos no sólo atacaron mal, sino que defendieron peor, poco solidarios, generando problemas a sus compañeros de retaguardia.

Para algunos debe ser la continuidad de la guerra por otros medios, pero sólo fue un partido de fútbol. Bello. Con dos grandes equipos e individualidades excelsas. Los que hoy sólo hablan de otras cosas, en el fondo, les gusta poco el fútbol, no lo disfrutan, en la derrota y en la victoria. El forofismo nubla las conciencias y frustra el placer por su mirada unidireccional y su incapacidad para apreciar los aciertos del contrario y los errores propios.

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