Entrevista | Aurora Ribot, vicepresidenta del Consell de Mallorca

“El impuesto de turismo sostenible en Europa funciona y todo el mundo lo entiende”

Aurora Ribot, vicepresidenta i consellera de Sostenibilitat i Medi Ambient del Consell de Mallorca.

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Aurora Ribot es vicepresidenta y consellera de Sostenibilitat i Medi Ambient del Consell de Mallorca. Será una de las participantes este fin de semana en el encuentro ciudadano de Podemos, denominado Construyendo Futuro, que tendrá lugar en el Campus Obelisco de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Hablará de la Ley de Turismo de Balears, de la que cree que se pueden replicar varios de sus avances en Canarias. “Precisamente, en esta línea, actos como el de este fin de semana son muy interesantes para compartir experiencias entre islas”, remarca. Cuestiones como la ecotasa, la moratoria turística impulsada en su comunidad, la limitación de compra de vivienda a no residentes o las políticas encaminadas hacia políticas más sostenibles son algunos de los debates que se han abierto recientemente en las Islas.

Sobre el impuesto de turismo sostenible, insiste en que es un tributo muy aceptado en otros países de Europa y que el objetivo de todas las políticas defendidas en este sentido es que “el modelo turístico de Balears sea sostenible, compatible con el medio ambiente pero también con la sociedad”. “Queremos poder vivir en nuestras islas”, subraya. Otra de las cuestiones que menciona es la necesidad de poner límites y como ejemplo indica la propuesta para limitar la entrada de vehículos por barco o la de restringir la compra de viviendas a no residentes. La Ley de Turismo Balear también avanza en perspectiva de género al obligar a los hoteles a incorporar camas elevables, una reivindicación de las camareras de pisos.

Los archipiélagos, como Balears o Canarias, son más sensibles a los efectos del cambio climático y por ello los expertos apuntan a la necesidad de tomar medidas inmediatas que reduzcan el impacto de la huella humana en el territorio. ¿Cuál es la prioridad que se marcó la nueva Ley Balear de Turismo? ¿Cree que podría servir de inspiración a Canarias? 

La verdad es que, sin duda, la nueva Ley del Turismo Balear es novedosa en este sentido y creo que puede ser un buen ejemplo a seguir para Canarias. La filosofía que hay detrás de esta ley es avanzar en la sostenibilidad, pero tanto en lo social como económico y ambiental. Esto es muy importante. A nivel social y de trabajo hay grandes aportes como las camas elevables para las camareras de piso, que para nosotras era básico y obligatorio: para 2023 la van a tener todos los establecimientos. 

El objetivo es hacer la actividad económica del turismo compatible con la vida

También a nivel ambiental hay novedades importantes porque el objetivo es hacer la actividad económica del turismo compatible con la vida y nuestra sociedad en las Islas, porque el modelo que tenemos ahora no se puede alargar en el tiempo y hemos constatado que es muy depredador de nuestro territorio y nuestros recursos. Estamos muy afectados como archipiélagos por el cambio climático y necesitamos avanzar hacia un modelo que sea compatible con la vida. Destacar, por ejemplo, que todos los establecimientos tendrán que hacer un plan de circularidad poniendo énfasis en los residuos, en separar todas las fracciones para poder cerrar el círculo del máximo de residuos que se pueda. Por ejemplo, la materia orgánica puede ayudar a nuestro sector primario. Toda esta materia orgánica, que es mucha, la del desecho de los hoteles, la compostamos y puede revertir en la tierra. También incluye medidas de ahorro de agua que no teníamos y es imprescindible en cosas más pequeñas, pero que son importantes, como el doble botón de la cisternas y cosas más grandes como la captación de aguas pluviales por parte de los hoteles para luego usar en el riego.  Y otra cuestión importante es la de acabar con las calderas de gasoil que aún hay muchas y se les da un plazo para extinguirse. 

Mientras Balears ha aprobado una moratoria, Canarias no la contempla de momento. Además, apuesta por perfiles como teletrabajadores o nómadas digitales, un sector que se hospeda sobre todo en alquiler vacacional. ¿Cómo quedan reguladas esas realidades en la nueva ley?

El alquiler vacacional queda regulado por el mismo tipo de normas que el resto de los hoteles y tienen que aplicarse también todas estas medidas de circularidad y ahorro de agua. También es verdad que podríamos haber ido más lejos y han quedado cosas que propondremos para la siguiente legislatura como obligar a poner energías renovables, fotovoltaica, que los hoteles se hagan cargo de su energía produciéndola ellos mismos.

La hostelería debería ser una oportunidad para nuestro sector primario, hacerse fuerte y poder aumentar la soberanía alimentaria

Otra  cosa muy interesante en la ley que la aprobamos así y que ha quedado parado por un recurso de inconstitucionalidad era obligar a que el 3% de la comida que se sirve en el bufé o en la carta fuera de producto local. Esta medida era muy importante para nosotros y además salió de una de las consellerías que gestiona Podemos. Quedó parada y creemos que debería salir adelante. La hostelería debería ser una oportunidad para nuestro sector primario, hacerse fuerte y poder aumentar la soberanía alimentaria. 

Una cuestión interesante es que aplican la perspectiva de género al recoger esa reivindicación de Las Kellys e incluir las camas elevables, incluyendo así medidas en el ámbito laboral ligadas al motor económico. Canarias es una de las comunidades que lidera las tasas de pobreza, algo que no sucede en Baleares, aunque expertos como Guillem Díaz Casanova apuntan que sí que se produce una mayor diferencia en la distribución de riqueza, entre quienes ganan mucho y quienes ganan muy poco. ¿De qué manera la ley contempla a los trabajadores y en especial a las trabajadoras?

Ha aumentado la desigualdad. Sin duda, esta medida para las Kellys era muy importante y era una reivindicación histórica. Es verdad que el sector de la hostelería para Baleares tiene uno de los mejores convenio pero esto dejaba fuera a ellas y esto era imprescindible y como medida histórica que venían mucho tiempo reclamando, pero también han quedado fuera reivindicaciones salariales que tenían y seguiremos trabajando porque se cumplan.

Esta medida de las camas elevables querrá decir que desde que aprobamos la ley hasta 2023 se habrán cambiado más de 300 mil camas. Y tenemos 20.000 camareras de pisos en nuestras islas, por lo que estamos hablando de un número muy significativo de mujeres que estaban en mejores condiciones. Los estudios de Baleares nos dicen que un 75% de las mujeres que están trabajando como kellys y que llevan más de 10 años en este trabajo tienen enfermedades vinculadas al sobreesfuerzo físico, así que es imprescindible esta medida de las camas elevables. 

Hablar de Justicia social también es hablar de vivienda. Otro debate que se ha abierto es el de limitar la compra de vivienda a extranjeros… ¿En qué consiste esa propuesta?

No es a extranjeros, sino a no residentes. Es una diferencia importante porque el problema no es que venga gente a vivir a nuestra isla, solo faltaría, el problema es que seamos un destino de segundas viviendas y eso expulse a la gente a vivir o que vive en nuestra isla. La limitación de compra que proponemos y creemos que es lo que necesitan nuestras islas para hacer frente a esta situación en que la gente no puede acceder a una vivienda digna es regular o limitar la compra a no residentes de nuestra isla. 

¿Se han fijado en algún modelo?

Nos estamos fijando en otros territorios de la comunidad que tienen normas en ese sentido. Dinamarca por ejemplo tiene limitaciones también. En un modelo así estamos pensando y en esta vertiente de justicia social el impuesto de turismo sostenible tiene mucho sentido y creemos que es una herramienta fantástica de sostenibilidad verde. 

Muy ligado está el tema de la ecotasa, que lleva tiempo implantada en Balears, aunque ha tenido críticas estos años por el fin al que se destina lo recaudado. ¿Hace falta más transparencia? ¿Cuál es la clave para que tenga un buen grado de aceptación por la ciudadanía? 

Creo que el impuesto ahora sí que está aceptado. Todo el mundo entiende que necesitamos recursos para revertir el impacto que el turismo tiene sobre el territorio y la sociedad. De ahí, que se entienda la necesidad de este impuesto que lo que hace es reparar el daño que causa este modelo de turismo depredador en nuestro territorio. Va a proyectos vinculados con la protección del Medio Ambiente y la desestacionalización y sí que es verdad que la idea inicial es que hubiera participación en el órgano en el que se deciden los proyectos y esta participación sin duda podría ser mejor y ayudaría, pero hay muchos proyectos que funcionan, van muy bien y revierten en el territorio. Creemos que hay que avanzar en ese camino. 

Aquí se ha abierto el debate de la ecotasa. Podemos lo ha vuelto a introducir en el debate, aunque la actual Consejería de Turismo considera que no es el momento de aplicarla. Expertos consultados, aunque no la rechazan sí creen que es una medida que debería venir acompañada de un abanico de políticas medioambientales… 

Sí, pero al final para poner en marcha iniciativas o políticas en ese sentido necesitamos recursos y algo que tenemos los archipiélagos, y en esto nos parecemos, es que estamos infrafinanciación. Nosotros llevamos unos años con él pero en Europa es un impuesto que funciona que todo el mundo entiende y al final nuestros visitantes vienen en su mayoría de lugares donde existe esta ecotasa o tasas turísticas. Y el hecho de tener estos recursos y poder identificar proyectos de reparación y de restauración de nuestro territorio con este dinero es algo que se ve, se puede explicar y todo el mundo lo entiende.

¿Existen sinergias con el sector empresarial en cuanto a las políticas en materia de Turismo en Mallorca o cree que está cada vez más concienciados con esas políticas que avancen hacia la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente? 

Sí, yo creo que a estas alturas y con la emergencia climática que tenemos encima de la mesa, nadie pone en duda el avance hacia la sostenibilidad. Necesitamos políticas valientes y recursos económicos. 

La masificación de determinados espacios también ha generado polémica en determinados momentos, en Mallorca en especial en verano… En Canarias tenemos el ejemplo de Isla de Lobos donde se ha planteado varias veces esa carga máxima… 

Estamos empezando en el debate de poner límites y creo que cada vez es más evidente que tenemos que establecer ciertos límites si queremos de verdad que el turismo sea sostenible. Un primer límite es el de los cruceros, porque es un tipo de turismo impactante y nuestras instalaciones son las que son y cabemos los que cabemos y entonces necesitamos poner cordura aquí. Por ello, desde Podemos hemos puesto sobre la mesa poner límites a los coches de alquiler porque nuestras infraestructuras son las que son y al final quedamos de alguna manera atascados todos si llegan tantos coches de alquiler como llegan. 

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