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De parranda por La Laguna

El lider de Podemos, Pablo Iglesias, cerró este viernes la campaña electoral en un acto en La Laguna. EFE/ Cristóbal García

Alexis González

San Cristóbal de La Laguna —

La Laguna ha amanecido como casi siempre: encapotada y para abrir los paraguas. Pero este último viernes de campaña lució su mejor sol y cielo para centrar toda la atención de una izquierda (o varias) con muchas ganas de acabar con el reinado de Coalición Canaria. Tanto en la Comunidad Autónoma como en el Ayuntamiento de la Ciudad de los Adelantados, donde se respira, “como en 1999”, aires de cambios.

Así lo entendió la cúpula estatal de Podemos para aventurarse a que Pablo Iglesias cerrara la campaña canaria en la joya de la corona de Coalición Canaria. Y lo hiciera a riesgo de perder o retrasarse un vuelo para llegar a tiempo al cierre en Madrid. El detalle apunta a que en La Laguna, municipio donde el presidente Fernando Clavijo y la diputada Ana Oramas han sido alcaldes, este domingo hay mucho en juego.

No en vano los mensajes más contundentes de Pablo Iglesias en la plaza de La Concepción estaban dirigidos a Coalición Canaria, el adversario a batir para acabar “con 30 años de corrupción”; y también al votante socialista ante los antecedentes de que votar PSOE es casi sinónimo histórico de pactar con CC. Y más en La Laguna.

Ese fue el mensaje en el último empujón de campaña. Y la reivindicación de Iglesias de la bandera tricolor con siete estrellas verdes, “orgulloso de ser español y respetuoso con las identidades de nuestros pueblos”. No en vano recordó cómo fue criticado por Pablo Casado (PP) y Albert Rivera (Ciudadanos) cuando hace unas semanas enarboló esa misma bandera de origen independentista en Las Palmas. “Y Coalición Canaria [que la ha hecho suya formalmente en su último Congreso] calló y miró para otro lado”.

A vueltas con CC, para Podemos es el centro de sus dianas en Canarias. Y el voto útil para el cambio ante la ambigüedad calculada del PSOE. “Yo con ver a Clavijo en la cárcel me conformo”, comentaba un vecino a su acompañante, que hacía cálculos sobre cuántos concejales podría tener este domingo Unidas Se Puede en La Laguna para que el cambio real pueda producirse. Y mientras tanto, sobre el escenario, el cabeza de lista regional, Paco Déniz, lo dejaba más claro: “Va a hacer falta un Tenerife 3 [otra prisión en la isla] para meterlos a todos en la cárcel”.

En La Concepción, Déniz se desgañitaba y hasta hacía sus pinitos amagando con cantar unos estribillos típicos del país [“Y dicen, y dicen…con los de alante p’atrás”] y la diputada Victoria Rosell mantuvo al personal botando cuando los fallos de sonido [justo después de que Déniz presentara su candidatura a La Voz] fueron a más, y con insistencia, desde el diputado Alberto Rodríguez hasta la candidata a la Presidencia del Gobierno canario Noemí Santana recalcaron ese deseo latente entre la parroquia de que ha llegado la hora de desalojar del poder a Coalición.

Para ello, en el caso de La Laguna, habrá que contar con otras fuerzas, además de ese PSOE más ambiguo [más bien proclive a ser muleta de CC] que en cualquier otro lado de las Islas. Una de esas fuerzas es Avante, del histórico dirigente del socialismo canario Santiago Pérez.

En otro tipo de acto mucho más recoleto, el que pudo ser alcalde de La Laguna en 1999 pero al final le arrebató el bastón de mando la diputada Ana Oramas a pesar de obtener menos votos, se juntaba con unas decenas de vecinos en el pueblo de Valle de Guerra, y entre viandas caseras y lateríos para el gaznate contaba cómo CC había alquilado 9 guaguas para llenar su acto de cierre de campaña con gente más motivada por lo que dieran de comer y beber y bailar que por el voto consciente.

“Aquí hemos traído entre todos estas cosas de nuestras casas”, decía el que fuera portavoz del grupo parlamentario socialista en el Parlamento de Canarias. En Valle de Guerra se hablaba del campo, de gente preocupada por sus terrenitos ante el Plan General de Ordenación promovido desde el ayuntamiento lagunero gobernado por CC gracias al PSOE. Y de historias de luchas del campo que, como suele ser habitual, acabaron guitarra y timples en mano. Bruno, un prodigio de 7 años, arrancaba sonrisas y babas al timple y cantando, acompañado a la guitarra por otro parrandero histórico, el candidato Santiago Pérez García…

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