“Éramos 500 personas de más de 10 partidos diferentes, si esto le pasa al PP hablarían de terrorismo”
“Éramos 500 personas de más 10 partidos diferentes, si a esto le pasa al PP hablarían de terrorismo”. Este es el resumen que el Diputado en el Parlamento de Canarias, Juan Márquez (Podemos), relata a Canarias Ahora acerca de cómo vivieron los representantes isleños de la formación morada la concentración de 300 ultras en las puertas del pabellón zaragozano donde celebraron la Asamblea por la Fraternidad.
Al llegar, jamás imaginaron con lo que se iban a encontrar: “Al principio no habían tantos y luego se han ido juntando”, dice María del Río, parlamentaria de Podemos por Lanzarote, quien salió del encuentro junto a Márquez, Miguel Montero (portavoz de Podemos en Cabildo de Gran Canaria) y Manolo Marrero (diputado de Podemos en el Parlamento Canario); los cuatro habían alquilado un coche para trasladarse a Madrid y volver a las islas.
Montero explica que al llegar vieron a un “grupito muy pequeño de gente con banderas españolas” pero, al entrar al pabellón Siglo XXI, empezaron a escuchar cada vez más personas fuera y “los de seguridad privada del polideportivo cerraron las puertas sin ningún tipo de problema”.
“Entonces, a media mañana, nos enteramos que agredieron a una compañera (la presidenta de las Cortes de Aragón, Violeta Barba), que quería salir antes. Fue muy desagradable. Sentir miedo en nuestro país y en nuestra tierra porque haya gente con unas banderas de España actuando de esa manera”, porque del Río reconoce que sintió “un poquito de miedo”.
Márquez asegura que no tuvo esa sensación, pero destaca que desde que cerraron las puertas no pudieron “salir a tomar el aire” ni tampoco “fumar”.
La tensión afuera iba en aumento y se percibía adentro, donde todos los que tomaban la palabra lo primero que hacían era darle las gracias al alcalde de Zaragoza “por su valentía” dice Marrero, quien considera que tener que agradecer a alguien que ceda un espacio “para poder hablar” quiere decir que algo “está fallando”.
“Fue un momento emocionante cantar La Estaca mientras fuera se cantaba el Cara al Sol”, desvela Márquez. Al finalizar el acto, la Policía les dice que no pueden salir porque no les pueden garantizar su seguridad. Muchos de los asistentes necesitaban marcharse para no perder las conexiones para desplazarse hasta su lugar de origen. En el caso de los representantes canarios más si cabe, como fue el caso de Concepción Monzón “que perdió el AVE y se ha tenido que buscar la vida por otro lado”, cuenta Montero.
“La Policía fue la que nos dijo: ahora pueden salir. Y los que allí estábamos decidimos que era más seguro salir todos juntos. A mí, por ejemplo, no me iba a pasar nada, porque no saben quien soy, pero otros como Alberto Rodríguez, que es muy reconocible, debía salir cubierto y protegido”, apunta Montero.
Por su parte Márquez dice que salió “con el puño en alto” porque no cree que tenga que esconderse “ante el fascismo” y destaca que “consiguieron retener a 500 cargos públicos de todo el Estado por falta de seguridad”, algo que, a su juicio, si ocurriera “con el PP o el PSOE” no sucedería.
Los cuatro salieron caminando, ante, según aseguran, los gritos e insultos de los que se congregaron a las afueras del pabellón. Consiguieron llegar al coche y se fueron camino al Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas para volver a Canarias.
Noemí Santana se lanzó a cantar
La secretaria general de Podemos en Canarias, Noemí Santana, se lanzó a cantar durante su intervención Papá, cuéntame otra vez de Ismael Serrano.
Santana comenzó su discurso citando una frase del “revolucionario cubano de origen canario José Marti” en la que dice: “las cosas, a la vez que son sinceras son nuevas”. Se presentó y dijo que venía “de un país llamado Canarias, un país que forma parte de este país de países y nací en el año 84”, un gancho que le valió para meter la canción de Serrano porque, como añadió, creció escuchándola.
“Papá cuéntame otra vez, ese cuento tan bonito, de gendarmes y fascistas y estudiantes con flequillo”. Pero no se quedó ahí.
La canción le sirvió para afirmar que era de una generación “que tomó las riendas de su destino en unas plazas en mayo, de esa generación que quiere decidir sobre su futuro, que quiere decidir sobre el país en el que quiere vivir, que no se resigna a como acababa esa canción”. Y continuaba cantando:
“Fue muy dura la derrota, todo lo que habíamos soñado se quedó en los rincones, cubiertos de telarañas”. Y, tras unos tímidos aplausos, continuó su discurso.