Una asociación sindical alerta del aumento de la conflictividad en la prisión de Salto del Negro
La sección sindical de Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip), agrupación mayoritaria en los centros penitenciarios de Gran Canaria, ha alertado este viernes del aumento de la conflictividad en la cárcel de Salto de Negro con un verano “especialmente conflictivo” y culpa de la “inseguridad” de los funcionarios al director del centro.
El sindicato ha mostrado a través de un comunicado su “más profunda preocupación” ante la situación vivida el pasado miércoles 12 de octubre en esta cárcel que, a su juicio, “ejemplifica la deriva que desde hace dos años se está viviendo diariamente todos los trabajadores penitenciarios de ese centro”.
Según explica la asociación, ese día se produjeron doce alteraciones muy graves, graves y leves del devenir diario de una prisión.
En este sentido, las más graves se produjeron en el módulo 2/3 de reincidentes, donde un interno asaltó el cuarto de dispensación médica con la enfermera dentro e intenta robar la medicación que no le correspondía, por lo que fue conducido inmediatamente al módulo de Aislamiento.
También se produjo una agresión grave entre internos en los baños del patio, al que no tienen acceso visual los funcionarios, por lo que uno de los participantes fue trasladado a otro módulo.
Ese mismo día, en la sala de televisión se requisa un teléfono móvil (objeto prohibido) con el que estaba hablando un interno con total impunidad. El interno al que se le interviene el teléfono se corta profusamente con una cuchilla el antebrazo izquierdo, es conducido a la enfermería y vuelve al módulo.
Conflictos en el módulo de aislamiento
El pasado 12 de octubre, en el módulo 7-Aislamiento, después de que la doctora del centro pasara consulta y de que se negara a expedir una medicación que consideró innecesaria, unos cuatro internos se pertrecharon con palos de escoba quebrados y afilados y se dirigieron a la oficina de los funcionarios intentando romper el metacrilato de las ventanas y acceder entre los barrotes.
La asociación explica que los presos amenazaron de muerte por sus nombres a los funcionarios que allí prestaban servicio y se encararon con otro recluso que no participaba de esta situación violenta.
Más tarde, los internos, desde el fondo del patio, persistían en su actitud y no arrojaban al suelo los pinchos carcelarios por lo que, avisado un mayor número de funcionarios de seguridad, se tuvo que entrar al patio y enfrentarse a una situación de tensión y de peligro debido a la actitud “violentísima” de los internos allí presentes.
Así mismo, después de la cena, los internos que habían intervenido en el incidente de la mañana provocaron que el resto de los internos que no participaron en el plante amenazaran y se negaran a entrar en sus celdas reclamando que les traigan televisores, café y tabaco, tal como ha “mandado el director” del centro.
Acaip señala que ante la grave alteración que se generó; y ante el destrozo que dos internos estaban generando en las celdas una vez introducidos en ellas unido a las repetidas amenazas de muerte hacia los trabajadores penitenciarios y su familias, se procedió a su reducción y sujeción mecánica.
“Inseguridad” que padecen con persistencia este verano
“Debemos indicar que este verano ha sido especialmente conflictivo en la cárcel provincial con numerosas agresiones entre internos, tentativas de agresiones a funcionarios y hasta un interno psiquiátrico arrojó un bolsa de heces en la sala de curas al negarse a que le administrasen la medicación prescrita”, explican.
La asociación argumenta que en los diez últimos días se han requisado tres pinchos carcelarios de considerables dimensiones en distintos módulos, 390 euros en efectivo a un interno del módulo 2/3, numerosos teléfonos móviles, entre otros.
Responsabilizan al director
“La sensación de impunidad que trasladó el director a los internos, la sospecha constante que efectúa sobre nuestro trabajo, así como la adopción de medidas encaminadas a rebajar el grado de seguridad; la adopción de un itinerario tratamental viciado por la escasez de recursos, una política de separación interior que desoye las elementales normas de seguridad y sentido común, la desaparición de unas medidas disuasorias efectivas y la no utilización del Módulo de Observación, hacen que los trabajadores de este centro veamos peligrar nuestra integridad física de modo constante”, concluye el comunicado.