Los ecologistas critican la introducción de tortugas marinas en Canarias
La reintroducción de tortugas marinas en Canarias ha desatado las críticas de los ecologistas, quienes denuncian el “oscurantismo” con el que el Gobierno autonómico lleva a cabo estas iniciativas, para las cuales, según afirman, “no se dan todas las condiciones biológicas ni legales”.
Grupos ecologistas denunciaban recientemente la falta de transparencia en los proyectos de reintroducción de tortuga boba (Caretta caretta) en Gran Canaria y Fuerteventura con huevos procedentes de Cabo Verde, desarrollados con el apoyo de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno canario y el Cabildo de Fuerteventura.
“No entendemos cuáles pueden ser los inconvenientes que tiene el Gobierno para no facilitar los datos de estas investigaciones científicas”, indica en una entrevista Francisco Toledano, responsable del área de Fauna Marina de Ecologistas en Acción.
Las agrupaciones ecologistas critican la introducción en las islas de estas tortugas marinas a partir de huevos procedentes del país africano y reivindican que las medidas adoptadas para su conservación deberían estar orientadas a proteger la especie en la zona de origen.
“Se debería llegar a acuerdos con las autoridades caboverdianas para que sean ellos los que defiendan la población de tortugas, generando recursos para que las familias no tengan que recurrir a la caza furtiva o a la recolección de sus huevos para subsistir”, afirmó Toledano.
“El enorme esfuerzo económico no acompaña a los resultados; habría que trasladar muchísimos huevos para tener una mínima garantía de que se conseguiría una población reproductora en Canarias”, matiza Toledano.
Sin evidencias científicas o históricas
A estas acusaciones de los ecologistas se suman las de otros miembros de la comunidad científica, como el profesor del Departamento de Biología Animal de la Universidad de La Laguna (ULL), Aurelio Martín, quien rechaza el término “reintroducción” ya que, según afirma, no hay evidencias científicas o históricas de la presencia de esta especie en las islas que justifiquen estos proyectos.
“Es ilógico desde el punto de vista de la conservación que se introduzcan tortugas para restablecer un núcleo reproductor donde no lo hubo”, afirma Martín.
“Son proyectos espectaculares que generan la falsa seguridad de que la especie está protegida, y es fácil que los políticos se apunten un tanto por un proyecto de este tipo”, añade.
Investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) llevan trece años desarrollando trabajos de investigación dirigidos a la conservación de las tortugas bobas en Cabo Verde.
Analizan las puestas y trasladan los huevos que tienen menos posibilidades de eclosionar a zonas con mejores condiciones.
“De los 2.000 huevos puestos en lugares no adecuados, sólo entre 10 y 15 se traen y se liberan en Canarias”, afirmó a Efe Luis Felipe López, profesor de la ULPGC y director del programa de reintroducción de la tortuga boba en Canarias, que lleva tres años en marcha.
Diferentes referencias
López se defiende de los testimonios de quienes ponen en duda la presencia de tortugas bobas en las islas afirmando que existen “informaciones históricas y etnográficas suficientes que demuestran su existencia” y se apoya en los datos de eclosión, un 85,4% en 2006 y un 74,31% en 2008, para reivindicar el éxito de estas investigaciones.
Entre las referencias que menciona el biólogo está un relato del comerciante y aventurero escocés George Glas en el siglo XVIII, en el que tras un viaje a Canarias describe cómo pescadores de Fuerteventura cazaban una gran tortuga de la que le ofrecían su sangre.
Otra de estas pruebas sería la descripción que hizo Viera y Clavijo de “isleta” en su Diccionario de la Historia Natural, donde aparece definida como aquellos islotes al norte de Lanzarote y Fuerteventura dónde “hay huevos de tortuga”.
Además “se conservan numerosos vestigios aborígenes en el Museo Canario, y en la Cueva de Villaverde en Fuerteventura existen restos de tortuga comida por aborígenes”, asegura Luis Felipe López.
“Ésta es una especie muy amenazada en el mundo; quienes están en contra de estos proyectos son espectadores de la extinción”, comenta.