Entierros 'BIC' en el cementerio de Vegueta

Diana Mendoza / Diana Mendoza

“Si quiere cambiar una lápida tiene que hacer una foto de la antigua, una foto de la nueva que quiere poner y enviar ambas a Canaricem­, que es la empresa que gestiona los cementerios municipales”, comenta una voz al otro lado del teléfono desde la Concejalía de Fomento del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

“Canaricem se pondrá en contacto con nosotros y, a su vez, nosotros lo elevaremos al Cabildo. La última vez que les remitimos un cambio para que lo valorasen, tardaron casi seis meses en contestarnos”, señalan desde el Ayuntamiento. “Como le digo, si quiere cambiarla, tiene que esperar a que lo apruebe el Cabildo, no se le ocurra hacerlo por su cuenta porque puede incurrir en un delito”. Así están las cosas en el Cementerio de Vegueta.

Hace pocos días, a una familia que posee un mausoleo en el cementerio de Las Palmas, tras enterrar a uno de sus miembros, se le indicó que debía reponer el mármol del mausoleo con piedra de cantería de Arucas. Según una empresa que se dedica a ello, cuesta 380 euros cubrir con este material una losa de piedra simple, es decir, lo que equivale a un féretro“.

Esta decisión obedece al Plan de actuaciones, -aprobado por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria- de la empresa Canaricem, que gestiona los cementerios de Las Palmas de Gran Canaria. Este plan de actuaciones varias contempla diversas acciones en el cementerio, una de ellas es la limitación estricta de lo que se lleve a cabo en su interior, puesto que sólo se permite abrir nichos, hacer entierros y llevar a cabo reposiciones de aquellos elementos que estén rotos o en malas condiciones en determinados materiales como es la piedra de cantería de Arucas.

Esta regulación, que obliga a las familias a invertir en este material, no es la única queja que ha suscitado la nueva situación del camposanto entre los dueños de las más de cien parcelas de titularidad privada con las que cuenta este Bien de Interés Cultural (BIC). “Cualquier obra o modificación que quieran hacer, cambiar una lápida, pintar un panteón o sustituir una puerta tiene que pasar por el Cabildo, que es quien tiene la autoridad para permitir que se lleve a cabo o no”, afirma con rotundidad la directora de la empresa Canaricem, Marina Bethencourt.

“Entiendo que a las familias les supone un trastorno por el trámite administrativo que esto conlleva, todo es más delicado”, explica la gerente. “Ha habido entierros recientes y el cambio de una lápida en un nicho es uno de los problemas más frecuentes que tenemos” señala Bethencourt. “Cuando se trata de sustituir una lápida, las familias tienes que esperar a que el Cabildo autorice la nueva y se nos plantea el problema de explicarles esto a las familias, que no entienden por qué tienen que esperar”.

Pese a que el Gobierno de Canarias declaró BIC el cementerio de Vegueta en el año 2010, el espacio aún no dispone de un Plan Director o Plan de Protección Especial que indique qué está protegido y que no. “Estamos en el aire, ahora mismo no sé a qué atenerme, no tenemos información de qué lápidas están protegidas y cuáles no, carecemos de una base qué nos diga cómo debemos proceder por lo que actuamos preventivamente”, sentencia Bethencourt.

Por el momento la única normativa oficial que rige a este ilustre camposanto es la Ley 4/1999, 15 marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias. Según esta ley, una modificación no autorizada en el uso de un Bien de Interés Cultural puede calificarse como una infracción grave o muy grave, en cuyo caso las sanciones podrían oscilar desde los 6.000 euros, hasta los 150.000 o los 600.000 euros.

“El apartamento de verano del sobrino del Conde Drácula”

Otros, como el cronista oficial de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Laforet, restan importancia a estas quejas frente al valor de proteger la necrópolis más antigua de la isla. “El cementerio parecía el apartamento de verano del sobrino del conde Drácula”, afirma sin dejar escapar ni una leve sonrisa el solemne cronista.

“Las familias han hecho auténticas barbaridades y horrores en los mausoleos, sustituyendo puertas originales por puertas de pvc e introduciendo esculturas nuevas que no tenían nada que ver, poniendo lápidas modernas, de diseño actual, cuando tienen que ser de mármol o de cantería de Arucas, también había panteones abandonados a su suerte? Aquello parecía un museo de los horrores, menos mal que lo declararon BIC”, sentencia Laforet.

Este deterioro impulsó hace tres años a Laforet a solicitar la declaración BIC de la necrópolis más antigua de la Isla, junto a la catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, María Reyes Hernández.

“Esta ciudad de los muertos es historia viva de nuestra ciudad, ha sido el reflejo de la evolución de Las Palmas de Gran Canaria y el lugar de descanso de sus hijos más ilustres, entre todos tenemos que hacer el esfuerzo de cuidar nuestro patrimonio histórico, no podemos tenerlo si no nos preocupamos por ello”, comenta Laforet.

Un poco de historia

El cementerio de Vegueta fue declarado Bien de Interés Cultural el pasado año 2010 por ser uno de los conjuntos patrimoniales de carácter funerario más importantes de Canarias.

Sus muros encierran doscientos años de historia y resumen lo que ha sido la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en los dos últimos siglos. En él yacen los restos de personajes ilustres de Gran Canaria como el doctor Chil, el alcalde López Botas, artistas como el pintor Néstor Martín Fernández de la Torre o el poeta modernista Tomás Morales, o prodigios universales como el tenor Alfredo Kraus.

No sólo personajes nacidos en Gran Canaria reposan en este camposanto, también guardan testimonio sus panteones y lápidas de las diversas nacionalidades que han pasado por la Isla como las decenas de italianos que fallecieron en el choque de dos vapores en el Puerto de La Luz, a los que se les recuerda con un monumento hecho con mármol de Carrara; la familia del ingeniero británico James Nelson, que construyó el Puerto de La Luz; la familia Gourié, de origen francés, que llegó a Gran Canaria a principios del XIX; o la tumba de Ripoche, de origen también francés y uno de los principales representantes de la burguesía grancanaria en el siglo XIX.

También descansan en este cementerio algunas de las familias más importantes de la Isla como los Manrique de Lara, los Rodríguez Quegles o la familia León y Castillo.

El cementerio de Vegueta custodia un legado escultórico y arquitectónico único pues es un fiel reflejo del ideario y del pensamiento del Ochocientos. Piezas de inspiración clásica con rostros angelicales conviven con una variedad de códigos estéticos dónde predominan las veintidós obras de Manuel Ponce de León y también la escultura de Victorio Macho que preside la tumba del poeta Tomás Morales.

Pese a la declaración de BIC hace tres años, el cementerio de Vegueta carece de Plan de Protección Especial que diga qué se puede hacer y qué no y que catalogue la protección de los elementos que lo integran. Aún no tiene fecha, según aseguran desde Canaricem, “no está, ni se le espera”.

Por el momento, los propietarios de las parcelas de este ilustre camposanto tendrán que armarse de la paciencia con la que ven pasar el tiempo los ángeles de mirada pétrea de sus panteones.

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