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El nuevo Santa Cruz ilusiona

José Manuel Bermúdez

Después de casi dos años de discretas negociaciones, esta semana tuve el honor de firmar, junto al consejero delegado de Cepsa, Pedro Miró, el acuerdo que permitirá la recuperación para la ciudad de los terrenos que ahora mismo ocupa la Refinería y la conformación de un gran sistema de espacios verdes y equipamientos en la superficie resultante.

La ejecución del proyecto Santa Cruz Verde 2030 permitirá la expansión de la ciudad sobre 573.000 metros cuadrados, de los cuales el 67 por ciento será suelo público y el resto será destinado a uso residencial y terciario.

La histórica alianza que ha sellado el Ayuntamiento y Cepsa pone en marcha la cuenta atrás para que en un plazo de doce años Santa Cruz sea completamente distinta, radicalmente mejor: una ciudad más verde, más sostenible, más abierta al mar, más dinámica, más competitiva.

El trabajo que queda por delante es mucho, pero ya lo hemos empezado: el mismo día de la firma del acuerdo dicté las instrucciones precisas -a través de un decreto- para que las áreas municipales de Urbanismo, Infraestructuras, Servicios Públicos y Promoción Económica inicien las actuaciones que permitan el desarrollo y la ejecución del proyecto.

Afrontaré esta tarea con la mayor de las ilusiones, pero, sobre todo, desde la más firme convicción de que el proyecto precisa de la implicación de toda la ciudadanía y de sus entidades representativas. La información, la transparencia y la participación ciudadana son, en este caso, elementos consustanciales al mismo, no un mero complemento. En esa dirección, hemos iniciado también las reuniones informativas con colectivos y entidades para explicarles los detalles del acuerdo, por un lado, y para solicitar su participación en el proceso, por otro.

Una información que parte de una premisa básica: la ciudad gana, y gana mucho. El Ayuntamiento no tendrá que pagar un euro por esos terrenos, que son propiedad de Cepsa; no estamos, por tanto, ante una operación de compra-venta, sino de un acuerdo por el que la propietaria del suelo pone a disposición de la ciudad el 67 por ciento de los terrenos y se reserva el 33 por ciento restante para usos residenciales y terciarios. Lo que corresponde al Ayuntamiento es producir los cambios en el planeamiento urbanístico para hacer posible esa transformación de Santa Cruz y trabajar luego, junto con el resto de administraciones, en esa parte pública.

Tengo que agradecer, en este punto, el compromiso de Cepsa con la ciudad -que se renueva ahora de manera extraordinaria- y recordar, porque es de justicia, la contribución de la compañía al desarrollo económico y social de Santa Cruz.

No se entiende la historia de Santa Cruz de Tenerife sin tener en cuenta el papel decisivo que ha tenido la Refinería, en términos económicos y en términos de creación de empleo. En toda la ciudad, pero especialmente en los barrios limítrofes, la presencia de Cepsa fue durante mucho tiempo sinónimo de progreso industrial y de ingresos económicos para las cientos de familias que vivían directamente de ella.

Ahora estamos en un nuevo tiempo y la solución hallada para dar continuidad a la trama urbana de la ciudad supone un hito histórico y la satisfacción de una aspiración colectiva.

Una aspiración del pueblo chicharrero en la que contamos con la colaboración del Gobierno de Canarias y del Cabildo de Tenerife, lo que, sin duda, allana el camino para llevar a buen puerto toda la tarea pendiente.

Ese nuevo Santa Cruz, de todos y para todos, ya está en marcha. Y lo diseñaremos juntos, reescribiendo la historia y dejando a las nuevas generaciones una ciudad para soñar, para vivir y para disfrutar.

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