Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Ojalá pase algo
“Ojalá pase algo que te borre de pronto…”, dice la canción del trovador Silvio Rodríguez. A este sencillo y elemental verso me agarro, casi por casualidad, para escribir (acompañado de un virus gigante que pica dentro de la nariz y que a su vez genera un curso de agua que inunda mis fosas nasales) que ojalá, y lo hago no sin mala leche, esta política de partida de frontón se acabe de una vez y abra paso al sentido común, al arreglo de las cosas vitales que afectan al ser humano, desde las atenciones más elementales y dignas, las que nos diferencian del reino animal (como así estos no paran de repetir), a las más exigentes y merecidas. Ojalá.
“Ojalá pase algo…” que nos devuelva la esperanza en este modelo llamado democracia, que parece que no lo es tanto; ojalá transitemos, en especial algunos, del recordatorio sobre la herencia dejada por Zapatero (o sobre lo que hubo antes en este nefasto país) hacia la razón; ojalá podamos superar lo insignificante para centrarnos en construir la bondad y la dignidad, en alimentar el futuro de tanta gente a la que solo le queda mendigar o hacer kilómetros en busca de un regalo que se llama comida, en cualquier esquina ruidosa y roñosa o en contenedores que se juntan a coches mal aparcados en la ciudad a punto de morir.
“Ojalá pase algo…” de verdad: “Un disparo de nieve…”, “una luz cegadora…”, “una sonrisa perfecta…”. “Ojalá pase algo que [nos] borre de pronto…” y nos coloque en otro tiempo, en otro lugar, ante otra idea, ante la fortuna de tener lo esencial, de estar a salvo de tanto juego inhumano. “Ojalá pase algo que…” los fulmine de pronto. Ojalá aterrice la magia que transporta la certeza de que esto ya cambiará para siempre. Ojalá sustituyamos a estos malditos fontaneros para así poder arreglar la cañería, totalmente agujereada. “Ojalá pase algo…”. Que pase algo y que sea ¡ya!
Texto publicado en el libro compendio de cuentos y artículos Policromía.