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Vivienda: compromiso y sensibilidad

José Manuel Bermúdez

Hace ya algunos meses anuncié la intención del Ayuntamiento de Santa Cruz de comprar una veintena de viviendas para ponerlas al servicio de aquellas familias del municipio más vulnerables que se pudieran quedar, por diferentes motivos, sin casa.

Esta misma semana la Junta del Gobierno local adoptó el acuerdo de adquisición de 18 viviendas por un importe de 1,2 millones de euros.

Cumplimos, por tanto, lo prometido. Pero no solo en este aspecto concreto, sino en todo lo relacionado con la polí­tica de vivienda, en la que nos hemos aplicado con enorme intensidad en los últimos ocho años.

La sensibilidad social de una administración se mide en función de las respuestas que sea capaz de ofrecer a aquellas personas o familias que peor lo están pasando, mientras que el compromiso se mide en razón de la implicación de esa misma institución más allá de las competencias que por norma tenga atribuidas.

En nuestro caso, sensibilidad y compromiso van de la mano.

Con la adquisición de estas viviendas nos volvemos a situar a la vanguardia a nivel estatal, como ya lo hicimos en su momento con la aprobación del Protocolo Anti-desahucios o con la puesta en marcha de un servicio de intermediación hipotecaria.

Esta medida forma parte de un plan que incluye también la compra anual de inmuebles, mediante licitaciones programadas, con el fin de poner en el mercado viviendas de precio tasado. 

Pretendemos, por un lado, incrementar los recursos disponibles para hacer frente a casos de emergencia social y, por otro, ampliar el parque municipal de viviendas destinadas a alquiler social. En relación con este último punto, tenemos también en marcha la construcción, con fondos propios, de una promoción de 44 viviendas en el distrito Suroeste.

Estas actuaciones se completan con una polí­tica de firmeza, que se ha manifestado en toda su dimensión en el caso de injusticias flagrantes contra los vecinos por parte de entidades financieras.

Ha sido el caso de las 358 familias de Añaza, a las que se pretendía echar de sus casas. El Ayuntamiento, el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias trabajaron coordinadamente para evitar este drama y hoy esos vecinos pueden ya dormir tranquilos. Hicimos lo que debimos y hemos cumplido con nuestra obligación en la defensa del más débil.

Y esa siempre ha sido mi forma de proceder: la de cumplir mis obligaciones para intentar satisfacer el interés general de toda la ciudadaní­a. Nunca me he alejado de ella y tampoco lo haré en el futuro.

Porque, efectivamente, sensibilidad y compromiso han de ser las banderas de cualquier gestor público. Y yo las enarbolo responsabilizado, pero, sobre todo, honrado de poder defender a los vecinos de esta maravillosa ciudad.

*Alcalde de Santa Cruz de Tenerife

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