Problemas de seguridad por la ampliación del Monkey Beach motivan el precinto del local de ocio del sur de Tenerife

Monkey Beach Club de Adeje, en una imagen de archivo

David Cuesta

Adeje —

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Las obras de ampliación del Monkey Beach Club, un conocido local de ocio ubicado en el sur de Tenerife, han provocado una serie de modificaciones sustanciales en la instalación que, según el criterio de un ingeniero municipal, generan problemas de seguridad y son incompatibles con la actual licencia de apertura.

El posible riesgo para los usuarios es el principal motivo que ha llevado al Ayuntamiento de Adeje a precintar el establecimiento, mediante un decreto ejecutado este lunes por la Policía Local. La empresa tenía previsto celebrar esta Semana Santa, una de las épocas más rentables para el negocio, su duodécimo aniversario. La resolución del Consistorio también ha prohibido la venta de entradas para las distintas fiestas anunciadas.

Según las fuentes oficiales consultadas, la modificación de las condiciones originales del Monkey Beach Club, mediante la ejecución de obras de ampliación, ha provocado un riesgo para la seguridad de los usuarios y un incumplimiento de la licencia de apertura vigente. El precinto se produce a raíz de la emisión de un informe por parte de un ingeniero municipal, que concluye que se han detectado modificaciones sustanciales en la instalación, lo que requeriría de un nuevo permiso para regularizar la actividad.

El técnico responsable del informe también aprecia, además de los problemas vinculados con la actividad del local, posibles irregularidades relacionadas con los trabajos ejecutados, aunque no entra en su análisis al exceder de sus competencias. Desde el Ayuntamiento de Adeje se asegura que se ha abierto un expediente para aclarar las dudas planteadas por el técnico.

El Monkey Beach Club ha emitido un comunicado a través de sus redes sociales donde asegura que “el ocio de calidad es perseguido en Tenerife”. La empresa responsable del establecimiento, propiedad de los hermanos Cabrera, hijos de José Fernando Cabrera, expresidente de la patronal hotelera (Ashotel), explica que la actuación del Ayuntamiento les ha cogido “por sorpresa y con poco margen de respuesta”. En la nota, que asegura que se devolverá el dinero de las entradas vendidas si no se logra la reapertura, se pide el “voto de confianza” de los clientes para “seguir haciendo los mejores eventos con fiesta y gastronomía de Canarias”.

No es la primera vez que el Consistorio tinerfeño ordena el cese de la actividad del Monkey Beach Club. A finales de julio de 2018, un decreto de la Concejalía de Urbanismo conllevó el precinto del local tras apreciar incumplimientos de la normativa provocados por las obras de ampliación. A raíz de una denuncia vecinal, el Ayuntamiento inspeccionó el establecimiento y detectó modificaciones sustanciales en la instalación que, como ocurre ahora, hacían incompatible la licencia de apertura vigente con las nuevas condiciones del recinto.

El informe iba mucho más allá y ponía de manifiesto una serie de anomalías en las actuaciones realizadas, ya que la empresa también se excedió de lo autorizado en la licencia inicial de obras. El Monkey Beach Club acometió los trabajos de un modificado del proyecto original antes de obtener el permiso por parte del Ayuntamiento, que en aquel momento estaba a la espera de la autorización de la Consejería de Política Territorial del Gobierno de Canarias. El técnico municipal que se encargó del primer expediente incidía entonces en que las obras eran legalizables si se obtenía la nueva licencia, como ocurrió finalmente.

Trámite de audiencia

Trámite de audienciaAunque el negocio estuvo cerrado durante varias semanas, con la consiguiente cancelación de fiestas y la devolución de las entrada vendidas, pudo reabrir antes de finalizar el verano por culpa de un error formal en el decreto emitido por el Ayuntamiento, que no dio trámite de audiencia a la empresa perjudicada, lo que de por sí ya es una causa de nulidad. El Consistorio asegura que la nueva resolución ha sido comunicada a los dueños del negocio con todas las garantías para que puedan presentar las alegaciones que estimen oportunas. En el expediente también se incluyen algunos vídeos de otras fiestas celebradas en el pasado para justificar el riesgo para la seguridad de los usuarios.

La realidad urbanística del Monkey Beach Club es mucho más compleja. Las obras de ampliación del establecimiento están sustentadas en el Plan de Modernización, Mejora e Incremento de la Competitividad Turística (PMM) de Costa Adeje, que acaba de ser anulado por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias. De ratificarse la sentencia, contra la que cabe recurso en el Tribunal Supremo, las nuevas instalaciones no tendrían amparo legal, por lo que se abriría la puerta a que terceros pudieran solicitar su derribo.

El enredo es mayor si se tiene en cuenta que la Comunidad de Vecinos Galaxia llevó la ampliación del Monkey Beach Club a la Fiscalía, que denunció las obras en el juzgado al apreciar, después de seis meses de diligencias de investigación, presuntos delitos urbanísticos. La decisión del Ministerio Público ha provocado la apertura de un procedimiento penal.

Los vecinos que denunciaron consideran que, aunque los trabajos puedan estar amparados en el Plan de Modernización, las obras incumplen la Ley de Costas, que es una normativa a la que no puede contradecir un instrumento de ordenación como el PMM.

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