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El misterio del vertido de “posible combustible” por el que se cerró una playa paradisíaca de Tenerife

Bandera roja en La Tejita el pasado domingo y una embarcación de Salvamento Marítimo en el agua tras detectarse un vertido en el mar.

Álvaro Morales

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Durante casi un día, del pasado domingo al lunes, los numerosos usuarios y visitantes esporádicos de la paradisíaca playa de La Tejita, en el municipio de Granadilla, en el sur de Tenerife, vieron totalmente frustrados sus baños por una mancha de combustible que originó un gran despliegue de medios públicos. El propio Ayuntamiento de esta localidad publicó en sus redes sociales ese mismo domingo la noticia de que, ante la detección de un “posible vertido de combustible”, se habían desplazado hasta la cala, de las más célebres y polémicas de Canarias (por el hotel cuyas obras han sido reactivados ahora y que lleva su nombre), equipos de Salvamento Marítimo, Policía Local, Protección Civil y el equipo de Protección Civil Tamadaya. Además, se cerraba al baño “por precaución”. 

La cosa, al menos, parecía grave y, encima, había precedentes en enero de 2018, cuando un vertido similar causó cierto revuelo. Sin embargo, y tras las inspecciones realizadas, aún hoy no está certificada del todo la procedencia de la mancha o, al menos, la empresa hacia la que todos miraron desde el principio, Cepsa, que posee una tubería en esta zona que llega al aeropuerto Tenerife Sur (situado justo al lado) para suministrar queroseno desde los barcos que paran en la playa, aseguró este miércoles a Canarias Ahora que sus buzos no han hallado ninguna fuga en esa red.

La clausura de La Tejita el pasado domingo y parte del lunes afectó también a la zona de baño conocida como El Chinchorro. Tras las inspecciones pertinentes y comprobarse que eran, de nuevo, aptas para el baño, se reabrieron al público el lunes, pero lo ocurrido no pasó inadvertido para algunos colectivos. Por supuesto, Salvar La Tejita, entidad ciudadana y ecologista que lleva años luchando contra la construcción del citado hotel, advirtió en sus redes de que se había producido un “vertido de combustible (queroseno)” y recordó que, “durante los últimos meses” la presencia de barcos “que suministran al aeropuerto a través de la tubería submarina de La Tejita ha sido más frecuente de lo habitual”. Además, reforzaban los mensajes con una foto y un vídeo de las labores de inspección de la mancha.

Canarias Ahora se puso en contacto este miércoles con Aena, entidad que vinculó lo ocurrido con la tubería de Cepsa. No obstante, esta compañía indicó este miércoles que, desde que se detecta la mancha, sus equipos “se pusieron a disposición de las autoridades competentes desde un inicio. Después de las varias inspecciones realizadas por nuestros buzos el pasado domingo y lunes”, añade la nota remitida a esta redacción, “hemos confirmado la ausencia de fugas en las instalaciones del terminal marítimo operado por Cepsa Aviación, por lo que no hemos podido señalar el origen de la presencia de hidrocarburo ligero en las proximidades de la playa de La Tejita”.

Por tanto, y salvo que se haya producido algún escape de las embarcaciones cada vez más frecuentes en esta simbólica y espléndida bahía, el origen de la alarma, el gran despliegue y el cierre de dos calas aún no queda claro, aunque la preocupación ecologista aumenta más allá de supuestos “misterios”.

Estos hechos entroncan con lo que pasó el 18 de enero de 2018, cuando la corporación local también tuvo que cerrar La Tejita por una fuga de queroseno que dejó una mancha muy visible desde el aire o desde la Montaña Roja, cima muy cercana al área de descarga para el repostaje en el aeropuerto Tenerife Sur. Entonces, la consejería de Política Territorial del Gobierno regional activó el Plan Específico de Contingencias por Contaminación Marina Accidental de Canarias (Pecmar), toda vez que la mancha alcanzó el espacio natural protegido de Montaña Roja, activación que el pasado domingo y lunes no se dio.

En ese caso, los buzos de Cepsa sí localizaron y sellaron la fuga en su tubería y la compañía explicó que todo se debió a “un defecto en un elemento de cierre de la manguera de conexión con la instalación (disco ciego)”, que originó “una fuga considerada menor de queroseno, que fue avistada en el mar en forma de irisaciones”. El personal de Salvamento Marítimo se ocupó de la dispersión del producto (más fácil que con otros productos de hidrocarburos, según diversas fuentes) y, en la tarde del día siguiente se comprobó desde un vuelo de inspección que la situación había mejorado notablemente.

La entonces viceconsejera de Medio Ambiente, Blanca Pérez (CC), hoy en un cargo similar en el Cabildo de Tenerife, explicó que el problema se produjo en la válvula más cercana al mar de las 10 con las que cuenta la tubería, al tiempo que especificó que se había vertido al océano “unos mil litros de combustible”, según le indicaron desde Cepsa.

Aunque la situación no pasó a mayores, el entonces concejal de Seguridad de Granadilla, Jacobo Pérez (CC), denunció que no era la primera vez que ocurría algo así y que “la Guardia Civil nos ha confirmado que se han producido dos vertidos más”, lo que consideró “grave, por tratarse de una de las mejores playas de Tenerife y un paraje natural protegido”, si bien admitió que las autoridades actuaron con rapidez para eliminar la contaminación.

Ese mismo año, y en protesta por los vertidos al mar en Tenerife, activistas de Greenpeace que viajaban en el buque Esperanza cerraron simbólicamente La Tejita, la cercana playa de El Médano y otra del municipio tinerfeño de Candelaria para denunciar esta situación (la propia UE ha sancionado a Canarias por esta cuestión) e intensificar la concienciación ciudadana.

De momento, y ante las explicaciones de Cepsa, los motivos de la última mancha no están claros, pero la sensación de que puede repetirse algo similar es bastante evidente, al menos entre los colectivos ecologistas.

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