No pretendemos gustar a Víctor Rodríguez Gago, ni a ninguno de los escribidores de Falange, pero nos gusta ilustrarle. Por eso quizá convenga recordar que la condena recaída en CANARIASAHORA no fue por injurias, sino por “protección del derecho al honor” de Suárez Gil, el presidente de la Cámara de Comercio que el mentado Gago ayudó a aupar en su día con mucho afán. Cuando habla de matonismo de este periódico suponemos que se referirá que no estamos en el sistema, en el régimen del pesebre. Lo sentimos. Cuando habla de un periodista perseguido por la Justicia, debe estar hablando de Cristóbal D. Peñate, que efectivamente, colabora esporádicamente con este periódico y de manera estable con La Provincia. Está denunciado por la esposa de Larry Álvarez por unas supuestas llamadas telefónicas anónimas.