También es trabajo de la Fiscalía de Menores proteger la imagen y el derecho a la intimidad de estos ciudadanos, sean negros, blancos, cobrizos o malayos. Lo decimos porque los medios de comunicación nos hemos encargado con mucho afán de contar a la opinión pública lo que está pasando en el centro de La Montañeta, en ocasiones sin reparar en que las personas que están allí merecen que se respeten los referidos derechos. CEAR, la ONG que se ocupa de gestionar la cuestión, ha detectado algunos excesos que, si bien no llegan a la altura de los delitos denunciados, sí suponen violación de derechos de los menores y adolescentes allí alojados. Y el fiscal de menores tiene la obligación de velar por esos derechos, nos recuerdan. Dicho queda.