Aunque por parte de las autoridades sanitarias hay todo tipo de promesas que, de momento, han frenado una serie de movilizaciones, el ambiente entre los trabajadores del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria es el peor de su historia. Esta semana cumplirá 35 años de vida este centro, erigido por el Cabildo en tan sólo siete meses (los más viejos del lugar le siguen llamando el sietemesino) como sustituto al viejo Hospital San Martín y como teórico complemento a los servicios del Insalud, que tenían como buque insignia al todavía polémico Hospital Nuestra Señora del Pino. Pero 35 años después, con el Insalud completamente transferido a Canarias desde principios de los noventa y con una sanidad de la que muchos presumen, los problemas de fondo del Insular siguen sin resolverse.