Ya está Soria más establemente constituido en Madrid, donde se estrenó de inmediato en los medios de comunicación tras el triunfo electoral de su partido. Y como no podía ser de otra forma, el ministrable venido de la ultraperiferia se ha estrenado con el arte que mejor maneja, el de las chicuelinas. Como saben los taurinos, por ejemplo Pío García Escudero, que ya ha anunciado que volverán las retransmisiones de toros a TVE, el arte de las chicuelinas consiste en una suerte magistral que acaba con el torero envuelto en el capote. El capote, en el caso de Soria, es la falsedad, la mentira empleada de modo que las respuestas comprometidas queden tan bien planteadas, tan convertidas en adornos, que le cubran a él con una especie de manto de veracidad que en realidad se desmonta con un poquito de hemeroteca. Este martes en Los Desayunos de TVE y ayer miércoles en la entrevista on-line que le hizo El País, el presidente del PP canario puso de manifiesto tres falsedades, tres, a las que habría que sumar las que pudieran estar camufladas entre los anuncios de futuro del Gobierno que habrá de presidir el mes que viene Mariano Rajoy. Pero ésas las dejaremos para más adelante. Veamos.