Mientras abajo, en la arena, el vecindario paralizaba una obra ilegal de su Ayuntamiento (manda Trillos, doña Pepa) arriba, en el tendido de sol, en el Real Club Victoria, continuaba la pelotera a cuenta de una junta directiva censurada por una parte de los socios. Se manifestaba medio centenar de señoras a las que se les ha prohibido la entrada al club para asistir a clases de sevillanas. El presidente victorista, Eugenio del Toro Zumbado (con perdón), ha expedientado a la monitora (como a medio club, moción de censura de por medio) y ha impuesto a otra. Las doñas quieren a la suya y por eso montaron su manifa vespertina, tras la matutina de la playa. Vuelve a la palestra el irrepetible vocal de Festejos, Blas González, al que las manifestantes acusan de haberles dicho cosas muy poco caballerosas, como impresentables o arrabaleras. Un mal día para La Puntilla, sin duda.