El Ayuntamiento de Santa Brígida tiene presupuestados para este año 20.000 euros para publicidad y 6.000 para gastos de representación de su alcalde, Lucas Bravo de Laguna, que compatibiliza ese puesto con la apretada agenda que tiene como consejero de Deportes del Cabildo de Gran Canaria, presidido por su padre, José Miguel Bravo de Laguna. Dice la oposición que, además, mantiene un sueldo para una asesora legal que bien podría ser sustituida por un funcionario de la Corporación, además de un conductor que en realidad le lleva y le trae a actos del Cabildo. Pero lo peor que le han dicho este mismo martes es que, por negligencia, ha acabado con el servicio de ayuda a domicilio que se prestaba hasta ahora en la villa. Un concurso fallido, montado con muy poco dinero, lo ha hecho tan poco atractivo que ninguna empresa ha querido presentarse. La anterior adjudicataria, a la que se le ha venido prorrogando el contrato desde julio pasado, ha terminado por tirar la toalla. La solución no ha sido incrementar el presupuesto sino, sencillamente, liquidar el servicio. Los usuarios, siempre el sector más débil de la sociedad, se queda sin las prestaciones, y el dinero ya se colocará en otra cosa, por ejemplo, un puchero popular. Que hay que agradar al pueblo.