Y si hablamos de Isolux y de la disparatada política hidráulica del Cabildo grancanario y del Ayuntamiento de Las Palmas, hay que referirse a continuación a las dos potabilizadoras de compresión de vapor que completan la producción de agua desalada de la ciudad. La última en incorporarse, Las Palmas-Telde, es un auténtico disparate de derroche de dinero responsabilidad del Consistorio cuando el alcalde era Soria. Produce un agua muy cara pero puede ser asumible por Emalsa. La otra, la pionera, Las Palmas I, está ya obsoleta y el Consejo Insular de Aguas, dependiente del Cabildo, presiona a Emalsa para que la recepcione y la explote. La compañía mixta se niega, a no ser que el Ayuntamiento asuma el sobrecoste autorizando una colosal subida en los recibos del abasto. En esa guerra están, mientras llegan los recibos de Madrid.