Todavía da gusto ver en las hemerotecas aquel artículo de Pepe Alemán relatando las hazañas de su tocayo Segura en el momento en que se llevaba el correíllo La Palma para Tenerife ante la secular desidia y falta de sensibilidad de las autoridades grancanarias. “Segura tiene La Palma”, vino a titular aquel comentario grandioso el maestro aprovechándose de la mejor manera posible de la leyenda que, para colmo, adornaba (antes de la modernidad) el escudo de la muy leal y real ciudad de Las Palmas. Pues Segura se llevó el correíllo, que por cierto, sigue todavía en plan holandés errante esperando un echadero definitivo. El mismo Pepe Segura que entonces era presidente del Cabildo de Tenerife, es ahora protagonista de otra historia, pero esta vez como delegado del Gobierno en Canarias y defensor socialista de las esencias de Granadilla, la segunda pista del Reina Sofía y lo que se tercie a mayor gloria del Gran Tinerfe.