Felicitamos sin remilgos y muy efusivamente a Telefónica por la calidad de sus servicios, en primer lugar. Y por su política de información, en segundo lugar. Desde las 17.00 horas de este miércoles, hasta las 13.00 de este jueves, los usuarios de ADSL, es decir, la supuesta banda ancha (chunda-chunda) de esa compañía sufrieron graves contratiempos por la caída del servidor de ese servicio. El departamento de información al cliente no daba abasto por las llamadas que recibía, y las operadoras, ya cansadas de despejar a córner, pasaron de hablar de “una incidencia general” a confesar abiertamente que aquello era el caos, que se había venido abajo una máquina en Madrid, que la caída era en efecto dominó y que nadie sabía cuándo se iba a reponer el servicio. La avería afectó a miles de usuarios, a unos más que a otros porque, como decíamos al principio, los caminos de la tecnología son la leche. A nosotros, particularmente, nos afectó mucho, por lo que pedimos disculpas a nuestros lectores.