Ya metidos en política de comunicación y tacto con los periodistas, no debemos pasar por alto la que desarrolla la Viceconsejería de Comunicación del Gobierno de Canarias, al frente de la cual se sitúa Daniel Cerdán. Hombre de una lealtad a Adán Martín a prueba de bombas, Cerdán no atesora entre sus valores el de las relaciones públicas y, mucho menos, el de la visión de la jugada. De ahí, que los teóricos de la información y los biólogos que hacen sus tesis en Los Jameos del Agua, hayan llegado a igual conclusión espantosa: Cerdán tiene menos visión (política, en este caso) que los cangrejos blancos que desarrollan su vida en ese jameo lanzaroteño. Su paso por la política quedará para siempre marcado por la falta de impulso y de carácter, la nada, además de por los soporíferos discursos que encima su jefe adorna con más aburrimiento. La organización del viaje a Marruecos constituye una nueva muestra de lo complicado que es para este hombre salirse de la cotidianeidad propia de un empleado gris. Por cierto, menudo terror le tiene a Mauricio, que impone campañas millonarias para los periódicos de los amigos y Cerdán se amilana y aguanta el chaparrón.