No fue el del otro día el único intento de Toñi Torres de dañarse, por definir de manera pseudocientífica la crisis que sufrió la ex concejal del PP de Telde que la llevó al colgarse de la ventana de su casa de la calle Galicia. Hubo un primer intento que tuvo como instrumento para la autolesión una caja de barbitúricos cuya ingesta obligó a practicarle un desagradable lavado de estómago. En ambos casos hubo carta de la principal encartada en el caso Faycán dirigida a su familia, a la que pide disculpas por el daño moral y social presuntamente infligido como consecuencia de este proceso penal. Nada lo va a frenar porque ni siquiera su estado actual de profunda depresión aminoraría el alcance de los hechos presuntamente cometidos cuando sean juzgados dentro de unos cuantos meses.