Las espadas quedaron en alto en julio a cuenta de quién debía presidir la comisión de Asuntos Económicos de la patronal canaria, un órgano que lleva mucho curro pero que viene a ser el que oriente determinadas políticas empresariales como el futuro del Régimen Específico de Abastecimiento (REA), o el Arbitrio para la Importación y Entrega de Mercancías (AIEM), los dos dragones de siete cabezas que tienen a mal traer al sector industrial por un lado y al resto del mundo por el otro. José Sánchez Rodríguez, dueño de JSP y de muchas voluntades, no se ha estado quieto en todo el verano y ha tratado de convencer a tirios y troyanos para apartar de esa comisión de Asuntos Económicos a Sebastián Grisaleña, no porque lo considere empresario sospechoso de nada feo, ni mucho menos, sino porque Grisaleña tiene la dichosa manía de llamar a las cosas por su nombre y cuando dice que el REA hay que mejorarlo para que repercuta en el consumidor o que hay que buscar mejores mecanismos para proteger a la industria canaria distintos del AIEM, se tambalean hasta las columnas del puente de piedra.