Cristina Reyes, cuñada del alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, fue contratada atendiendo a su profesionalidad y su alta cualificación, según explicó en su día el regidor municipal en respuesta a las críticas que recibió. Sin embargo, la trayectoria de la señora Reyes y el estado calamitoso que presenta la limpieza de la ciudad desmienten por completo esas cualidades. Su paso temporal por el Club de Golf El Cortijo tras su accidentada salida de Proexca no ha corregido ese carácter tan levantisco y totalitario que adoptó en la Institución Ferial de Canarias, donde aún hoy es recordada por sus extravagantes contrataciones de amigos muy íntimos y sus humillantes despidos. Fueron lastimosos aquellos paseillos a los que sometía a las víctimas a la una de la tarde a través de las oficinas escoltadas por un guarda de seguridad que acompañaba el despedido hasta su despacho a recoger sus cosas y, acto seguido, a la puerta de la calle. Sus abusos de autoridad, sus gritos, sus desplantes... fueron memorables también en Proexca, donde cuentan a carcajada batiente cómo los trabajadores improvisaron una celebración en el bar de abajo al enterarse de que la destituían por una nefasta gestión y cómo allí se constituyó ella creyendo que en realidad le hacían una fiesta de despedida. En Limpieza ya ha conseguido empezar a aburrir a algunos funcionarios que intentan sacar adelante el servicio y que se tropiezan con un desquiciante control de cada uno de sus pasos por parte de la gerente, que bloquea todo aquello que es incapaz de controlar. Las cuentas en las redes sociales es el primer caso que ha aflorado.