Un derribo nada ejemplar

Por todo esto que decimos, no estamos ante un derribo ejemplar, porque conceptualmente no es de lo más grave que ocurre en las costas canarias. Y la Administración debe tener una política de proporción y de formación. Eso sería una política inteligente. Lo otro es política de pandillas. Puede Medio Ambiente, en una lectura amplia de las disposiciones transitorias de la Ley de Costas, habida cuenta de que va a ver indemnizaciones, acordar un modulación de esa servidumbre que no está en catecismo alguno y pedir informe a la Administración competente, a Costas, única responsable del dominio público. Aunque no es lo mismo, imaginemos una servidumbre porque se va a hacer una carretera y alguien construye en esa servidumbre, pero la carretera se ejecuta sin problemas: ¿hay que derribar la casa, cristiano? Dice el aserto popular: “Si quieres saber quién es Juanillo, dale un carguillo”.