Les suponemos al tanto del penúltimo episodio protagonizado por la Policía Local de Mogán -sector oficial-. Un ciudadano senegalés, vendedor ambulante para más señas, ha denunciado haber recibido una paliza por parte de dos agentes. No ha tardado el alcalde del PP -sector oficial-, Francisco González, en reprender al inmigrante por haberse resistido a la autoridad de sus dos guindillas, uno de ellos, hijo del ex concejal de Policía y ahora solo de Urbanismo, Silverio Hernández. Si hubo excesos de la policía en esas noches locas de Puerto Rico ya lo decidirá la juez del 6 de Maspalomas, que ha pedido la grabación de las cámaras del centro comercial para mejor entender del caso. Pero convendría extrajudicialmente ir enmarcando el suceso en clave electoral de un lado, y de otro, en un nuevo capítulo de la bronca interna que asola a la policía: nos aseguran agentes municipales -sector extraoficial- que el jefe la está volviendo a liar soltando a cuatro gorilas para contentar ahora a los empresarios del centro comercial que entienden que negro, manta y venta es delincuencia. Por lo que se ve, al señor alcalde le quita el sueño las elecciones