Por fortuna hay quienes no se conforman con lo que está pasando en la política de Canarias y exploran cualquier posibilidad de cambio. La amarga victoria del PSOE, condenado de momento a vagar sin rumbo fijo mientras llegan los congresos; la incómoda situación del PP de Soria, lastrado por sus propios errores y obligado a un pacto que le coloca de inevitable segundón, y el arriesgado ensimismamiento de ATI, que contagia a algunas de sus terminales isleñas con el virus de la paulinitis (esténse quietos, que ya me encargo yo de enderezarlo todo desde Presidencia), ha llevado a algunos a tomar la iniciativa. No nos referimos a las excentricidades de Miguel Zerolo, que no merece la menor atención, sino a Asamblea Majorera, que lo intenta con Nueva Canarias, al menos con el sector que se deja.