Cuando los informadores preguntaron por ese segundo poeta que atrae las preferencias del presidente del Gobierno se encontraron con una palabra: Panero. Pero como existen cuatro literatos con ese nombre -y todos de la misma familia- se le pidió más precisión. Y el líder del PSOE respondió entonces: “Leopoldo”. Claro que con ese nombre de pila hay a día de hoy libros de dos poetas homónimos, pero Zapatero siguió precisando: “el hijo”. Se refería obviamente a Leopoldo María Panero, afincado en Las Palmas de Gran Canaria y para muchos el mejor poeta vivo de este país. Zapatero recordó en la copa de Navidad su última visita a Astorga, a la casa familiar de los Panero, donde la niebla se confundía con la propia poesía abismal de Leopoldo María y le daba un aire entre tenebroso y lúcido. Podemos dar fe de que con esa descripción Zapatero ha leído al escritor afincado en Gran Canaria.