Sighisoara: tras los primeros pasos de Vlad Drácula en la mítica Trasilvania

Tejados de Sighisoara, en la Transilvania rumana. Esta pequeña ciudad es de las más bonitas del país.

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La casa que ocupa el número cinco de la calle Cositorarilor de Sighisoara es una construcción modesta. Eso sí, está en un lugar envidiable frente a la Plaza Muzeului y a dos pasos de los principales edificios de la localidad. Hoy, la casa es un restaurante que no se destaca entre la oferta local. Pero en 1431 fue el lugar dónde nació uno de los personajes más notables de la historia de Europa. Héroe para unos; monstruo para otros. Mito popular en todo el mundo gracias al genio del escritor romántico Bram Stoker. La casa natal de Vlad Draculea (Vlad Dragón –una orden militar de aquellos tiempos-) es una de las atracciones de Sighisoara aunque los propietarios del restaurante (que incluyen entre sus platos una salsa color rojo sangre) la hayan convertido en un lugar bastante curioso que se asemeja al pasaje del terror de cualquier feria de medio pelo (con monigotes, arañas, ruidos y un ataúd con residente incluidos). De uno depende subir o no al segundo piso del restaurante para ver la ‘habitación de Drácula’; pero eso no desmerece Sighisoara ni al personaje.

Según las crónicas de la época, Vlad apenas pasó aquí cinco o seis años de su vida justo antes de mudarse al Castillo de Poenari, residencia nobiliaria de la familia del conde que se encuentra a 150 kilómetros al sur de la ciudad (no en Bran como dice la tradición oral del país). Justo en uno de los desfiladeros boscosos que dan nombre a la región porque Transilvania significa tras los bosques (en referencia a las montañas que separan este lugar de las grandes llanuras que acogen a la ciudad de Bucarest). Pero aún así, la presencia del ‘Empalador’ se palpa por todos lados. #NoVampiresInTransylvania. No hay vampiros en Transilvania. Este es el hastag de cabecera de Mystical Transilvania (Strada Școlii, 12; Tel: (+40) 729 133 750), un pequeño centro de interpretación en el que se hace un repaso a algunos de los mitos transilvanos a través de datos históricos confirmados. Como no podía ser de otra manera, la figura de Drácula es uno de los ejes de esta modesta pero voluntariosa exposición. Para cerrar el círculo vampírico (de momento) puedes acercarte hasta la estatua que rinde homenaje a Vlad junto a los muros de la Basílica Klosterkirche (Strada Cetății), una de las grandes joyas arquitectónicas de la ciudad.

Qué ver en Sighisoara.- La ciudad no destaca por la concentración de grandes monumentos, sino por su conjunto medieval, uno de los mejor conservados de esta parte de Europa. Aquí puedes ver, por ejemplo, el papel que los diferentes gremios profesionales tenían en la gestión y la defensa del antiguo burgo. La Torre del Reloj (Strada Turnului) sirve de entrada principal, pero las murallas están jalonadas por un sistema de torres cuya construcción y mantenimiento correspondía a los gremios: Torre de Los Herreros; Torre de Los Carpinteros; Torre de los Carniceros; Torre de los Cordeleros; Torre de los Zapateros –de las más bonitas del conjunto-; Torre de los Hojalateros… Y dentro una pequeña ciudad de casas de dos o tres plantas pintadas de colores pastel con algunos puntos culminantes: el Ayuntamiento, la Plaza Cetății, la modesta Catedral. Prima el conjunto. Y en lugares como la Calle Tamplarilor esto queda de manifiesto: las casitas preciosas, la doble puerta que sirven para salir fuera de las murallas y acceder a la Plaza Cetății… Y aún hay más.

La Calle Scolii (Colegio) sube hacia la colina que guarda la ciudad por su flanco sur. Allá arriba hay bastantes cosas que ver, pero el camino que conduce hasta las alturas de Sighisoara es uno de los lugares más sorprendentes y bonitos que hemos tenido la oportunidad de ver en toda Rumanía. Una vez dejas atrás las últimas casas, la calle se convierte en una escalera empinada que fue protegida con una enorme pérgola de madera que sirve para dar cobijo a los niños y niñas que aún suben hacia el Liceo Joseph Haltrich, escuela secundaria de la ciudad. Una vez arriba puedes ver algunas de las torres gremiales del sistema defensivo (las de los cordeleros y los hojalateros), la Iglesia luterana de San Nicolás y el singular Cementerio Sajón, un amasijo de lápidas sin orden ni concierto que se agolpan en el bosque. Es un lugar insólito que habla de la gran importancia que tuvo el protestantismo en la zona en los siglos XVII y XVIII.

A dos pasos de Sighisoara.- Si viajas con coche de alquiler puedes aprovechar que estas por aquí para ver algunos lugares de interés cerca de la ciudad. Ya te hablamos del Castillo de Poenari (Acceso Ruta Transfăgărășan -7C-; Tel: (+40) 248 212 561), la verdadera fortaleza de Drácula. Este lugar de interés histórico sirve para ver el marco geográfico que, durante siglos, determinó el aislamiento de la Transilvania y su carácter mitológico. Mucho más cerca de Sighisoara está el Monasterio de San Demetrio (Carretera Aurel Vlaicu, 26A) que aunque es moderno, está en un lugar muy bonito. Y también sirve para acercarse a algún tramo de la Vía Transilvanica, un sendero con más de 800 kilómetros que se está popularizando entre andarines de toda Europa. Otro lugar cercano es la aldea de Hetiur que cuenta con una pequeña joya histórica: su iglesia luterana fortificada.

Fotos bajo Liencia CC: Ehud ELIA; macchi; Emmanuel DYAN; Daniel Duce; lraul06

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