El PP provoca un frenazo a la inversión cántabra en cooperación al desarrollo desde su llegada al Gobierno

La inversión de Cantabria en cooperación internacional se ha estancado y, desde 2024, presenta incluso una ligera caída. Así lo recoge el Informe 2025 de la Red de Coordinadoras Autonómicas de Organizaciones para el Desarrollo, analizado en la comunidad por la Coordinadora Cántabra de ONGD. El documento confirma que la llegada del Partido Popular al Gobierno autonómico supuso un retroceso en el presupuesto destinado a Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), rompiendo una tendencia al alza mantenida durante cinco años consecutivos.

Entre 2018 y 2023, Cantabria incrementó de forma sostenida su inversión en cooperación, alcanzando en 2023 los 4,5 millones de euros y un 0,13% del presupuesto total, su mejor registro reciente. Sin embargo, los primeros presupuestos autonómicos elaborados por el nuevo Ejecutivo de María José Sáenz de Buruaga (PP) en 2024 supusieron un recorte significativo: la cuantía se redujo a 3,94 millones. En 2025, lejos de recuperarse, volvió a caer ligeramente hasta los 3,91 millones, un 0,77% menos respecto al año anterior.

En términos porcentuales, Cantabria se sitúa este año en el 0,10% de su presupuesto, una cifra prácticamente idéntica a la de 2018 (0,09%) y muy por debajo del compromiso internacional del 0,7%, recogido en la Ley estatal de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global. La comunidad también queda por debajo de la media autonómica del 0,12%, situada igualmente lejos del objetivo global.

Cantabria, en la mitad baja del ranking autonómico

En este sentido, Cantabria ocupa la décima posición entre las comunidades autónomas, por detrás de territorios como Euskadi (0,35%), Navarra (0,31%) o La Rioja (0,26%), aunque supera a Galicia (0,06%), Castilla y León (0,07%), Canarias y Andalucía (0,04%), Castilla-La Mancha (0,03%), Aragón y Madrid (0,02%) y Murcia (0,01%).

Traducido a euros por habitante, Cantabria destina 6,59 euros por persona, una cifra por debajo de la media nacional, situada en 8,50 euros. Las comunidades que más aportan son Navarra (29,62) y Euskadi (26,26). Seguidamente, están La Rioja (16,62), Comunitat Valenciana (13,31) y Catalunya (11,77). En la cara opuesta están Comunidad de Madrid (0,68), Región de Murcia (0,68), Castilla-La Mancha (1,87) y Andalucía (2,17).

En un contexto marcado por crisis humanitarias, conflictos y emergencias climáticas, el informe alerta de que el conjunto de las comunidades ha detenido su avance.

“Resulta desolador comprobar cómo desde 2018 el porcentaje de Ayuda Oficial al Desarrollo se mantiene en valores similares al actual 0,12%. Si consideramos la inflación de los últimos años, podemos afirmar que la ayuda en términos reales por parte de las comunidades se encuentra estancada desde hace casi una década”, ha lamentado Carles Xavier López, vocal de cooperación descentralizada de la Coordinadora, durante la presentación del informe en Andalucía.

La política de cooperación del Gobierno cántabro se enmarca dentro del III Plan Director de Cooperación al Desarrollo. Este año se ha presentado el Plan Bienal de Cooperación al Desarrollo 2025-2026, donde se establecen unos mecanismos y criterios básicos para la ejecución y evaluación del Plan Director.

Sin embargo, según señala la Coordinadora Cántabra de ONGD, en este no se establecen unos objetivos presupuestarios concretos, que sí se fijan en el Plan Director, que se sitúa el objetivo del 0,7% para 2030.

El informe también pone el foco en las administraciones locales. En el caso de Cantabria, destaca el Ayuntamiento de Santander, que destina el 0,14% de su presupuesto a cooperación -357.000 euros en 2024-, situándose por encima de la propia comunidad autónoma.

Finalmente, desde la Red de Coordinadoras Autonómicas, su portavoz, Irene Molero, ha hecho un llamamiento a las instituciones autonómicas y locales para revertir el estancamiento: “Es necesario tomar ejemplo de aquellos gobiernos locales y autonómicos que realizan mayores esfuerzos y en materia de cooperación, y de forma conjunta, dar un paso adelante en un momento crucial para el planeta, debido a la intensificación de los conflictos y el retroceso que han protagonizado donantes históricos”.

“Las políticas de cooperación son catalizadoras de la paz, el cuidado de las personas y el planeta, y la defensa de los derechos humanos”, ha concluido.