Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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La Interpol ha pedido la detención inmediata de uno de los amigos íntimos que acompañan al rey emérito en Abu Dabi: el mercader de armas, El Assir, reclamado por España y Francia por delito fiscal, según ha publicado EL PAÍS. La evasión fiscal y geográfica es que une mucho. Ambos son comisionistas, además. Lógico que se hagan compañía, tienen muchos temas de conversación en común. Hemos normalizado hasta tal punto la corrupción del emérito que ni nos sorprende que el antiguo jefe de Estado español frecuente en su casa a un prófugo de la Justicia española. Si evadió él mismo millones del fisco, no esperaréis que avise a la policía nacional e internacional del paradero de un compinche.
La lista de amigos de Juan Carlos I tiene más condenados que la lista de boda de la hija de Aznar, a la que también fue El Assir, por cierto. Manuel Prado y Colón de Carvajal, administrador de su dinero privado durante dos décadas, condenado por apropiación indebida. Los Albertos, condenados por estafa. Mario Conde, condenado por apropiación indebida, estafa y falsedad. Javier de la Rosa, condenado por lo mismo y por dejar sin sus ahorros a 10.000 pequeños accionistas. Unos han sido exonerados, otros obtuvieron permisos especiales de prisión. A ver si os creéis que el emérito es el único que recibe trato de favor judicial. Sólo no puedes, con amigos como el rey, sí.
Luego están sus amistades con las dictaduras islámicas, Arabia Saudí, Kuwait, Bahréin, Qatar, Marruecos o su lugar de acogida, Emiratos Árabes, países en los que violar derechos humanos es deporte de élites y el maltrato a la mujer está legalizado. Él sabe mantener su boca callada a cambio del yate Fortuna o los 100 millones que recibió de los saudíes por el AVE a La Meca, del Ferrari que le regaló el jeque de Dubai o el apartamento de lujo en Londres, propiedad del sultán de Omán. Parece un chiste que el rey se haya refugiado en una región que se llama Golfo Pérsico. Casi tan bueno como regalarle un yate llamado Bribón.
A todo esto, el ex presidente Rajoy ha declarado esta semana que no sabe por qué el emérito está fuera de España. No sabe quién es M. Rajoy en los papeles de Bárcenas, va a saber esto. El PP critica a Sánchez por mandar a Juan Carlos I fuera de España al tiempo que elogia a Felipe VI por apartarse de su padre. Los populares convierten una decisión de la Casa Real en un error del Gobierno y un acierto del monarca, a la vez. Son López Vázquez en Atraco a las 3: “un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo”.
En España, los cortesanos besan el suelo que pisan los reyes y se agachan a levantar las alfombras para esconder la suciedad de palacio. De la prensa monárquica es el ridículo eufemismo “amiga entrañable” para intentar ocultar que Corinna era la amante del emérito. Imagino que la colección de colegas sátrapas, tiranos, traficantes de armas, evasores y estafadores también son amigos entrañables. Los típicos amigos entrañables que pueden lapidar a una mujer, arruinar a un país o trocear a un periodista.
Entre sus amigos entrañables hay que contar también a su propio hijo, la Justicia española y el PSOE. Felipe VI no ha dicho ni palabra sobre los delitos de su padre y sus amistades peligrosas, tampoco ahora sobre el delincuente fugado de España con el que pasa las tardes. La monarquía ejemplar consiste en mirar para otro lado. Como hacen los fiscales y el principal partido del Gobierno, cómplices de la impunidad del emérito. La inviolabilidad del monarca no está sólo en las leyes, es aún peor: está en el tuétano de una democracia sometida a la corrupción de las élites desde la dictadura y sustentada por un pueblo de súbditos, no de ciudadanos.
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