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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

La vuelta de los hornos apícolas: la solución de un emprendedor para luchar contra la despoblación

Miguel Ángel Casado Saez, es de Hombrados, un pequeño pueblo de 33 habitantes ubicado en la provincia de Guadalajara. Es uno de los 15 finalistas de Generación Agro los premios a la innovación agraria que otorga Castilla-La Mancha Media (CMM) en colaboración con BBVA, la Junta de Comunidades y diferentes organizaciones agrarias gracias a ‘Miel de hornos’, un proyecto que persigue reconstruir los hornos en los que antiguamente se insertaban colonias de abejas, con la idea de cosechar una miel única, poder dar empleo en la zona y fijar población en el medio rural.

La presencia romana en España dejó sembrado el norte de Castilla-La Mancha de unas construcciones de adobe y tejas destinadas a servir de morada a las abejas. Su manejo fue heredado durante siglos pero hoy la mayoría de estos hornos de abejas están en desuso, incluso en ruinas, porque su aprovechamiento, “plagado de inconvenientes y sin apenas ventajas”, puede no resultar rentable también por su ubicación en lugares muy castigados por el abandono rural.

A pesar de esto, Miguel Ángel Casado Sáez, presidente de la Asociación de Apicultores de las Alcarria (Asapia), ha decidido poner en marcha un proyecto de recuperación de estos hornos, como forma de obtener una miel sostenible y de calidad, que requiere mucho “más trabajo y mimo” que una colmena normal. Ubicados en zonas de Monte Bajo, donde abundan las plantas aromáticas, los hornos albergan en su interior una serie de cajones de madera que invitan a las abejas a construir sus panales, a los que acceden a través de la piquera, un pequeño hueco en la fachada y una puerta de acceso al apicultor para recoger la miel y la cera.

“Estos hornos estaban abandonados por lo que era cuestión de restaurarlos y volverles a dar uso. Sin llegar a producir aún, tenemos varios hornos llenos y la miel la vamos a vender a EEUU por entre 50 y 80 euros”, explica Casado. Reconoce que el rendimiento económico de estas construcciones no es muy elevado, pero defiende que su restauración y el mantenimiento de esta actividad no sólo contribuye a la difusión de la cultura y del patrimonio, también sirve de efecto llamada para la recuperación de los negocios tradicionales vinculados a la tierra.

Otro de los objetivos de este proyecto es evitar la despoblación que se está produciendo en los pueblos de la zona. “La idea es llamar a la gente para que se instale en el pueblo y puedan vivir de los hornos apícolas. Con cuatro hornos sería capaz de vivir una familia con dos hijos. Yo personalmente me encargo de buscar a esa gente y de enseñarles la técnica aunque no es igual que la que existe ahora para las abejas y estamos investigando cómo se hacía antiguamente”, asegura el encargado del proyecto.

Cerca de 500 personas votaron a favor del proyecto de Miguel Ángel Casado Sáez, y su paso por Generación Agro ha sido “muy positivo” porque desde entonces, muchas han sido las personas que se han puesto en contacto con él para conocer más acerca de estos hornos apícolas.

Miguel Ángel Casado Saez, es de Hombrados, un pequeño pueblo de 33 habitantes ubicado en la provincia de Guadalajara. Es uno de los 15 finalistas de Generación Agro los premios a la innovación agraria que otorga Castilla-La Mancha Media (CMM) en colaboración con BBVA, la Junta de Comunidades y diferentes organizaciones agrarias gracias a ‘Miel de hornos’, un proyecto que persigue reconstruir los hornos en los que antiguamente se insertaban colonias de abejas, con la idea de cosechar una miel única, poder dar empleo en la zona y fijar población en el medio rural.

La presencia romana en España dejó sembrado el norte de Castilla-La Mancha de unas construcciones de adobe y tejas destinadas a servir de morada a las abejas. Su manejo fue heredado durante siglos pero hoy la mayoría de estos hornos de abejas están en desuso, incluso en ruinas, porque su aprovechamiento, “plagado de inconvenientes y sin apenas ventajas”, puede no resultar rentable también por su ubicación en lugares muy castigados por el abandono rural.