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Las fotografías de Carolyn Marks Blackwood: desde Nueva York a Cuenca para mostrar “la humanidad compartida”

Autorretrato de Carolyn Marks Blackwood

Francisca Bravo Miranda

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Una noche de tormenta, Carolyn Marks Blackwood y su marido conducían de vuelta a su casa y la luz, el ambiente, las sensaciones que creó la nieve en su vecindario llevaron a la fotógrafa a retratar estos momentos. Eso fue en 2013. Y hasta 2017, cuando las fotografías tomaron forma en 'The Story Series', una exposición que ha llegado hasta Cuenca. “Cuando paso por estas casas, siempre pienso en lo qué realmente pasa en ellas. Cada una tiene su propia historia, su propia atmósfera, luz y tiempo”, afirma la multifacética artista.

Cuenca está muy lejos de Nueva York, estado en el que se tomaron las fotografías que se exponen en la Casa Zavala dentro de la Colección Roberto Polo. Pero la idea de Blackwood es que las historias comunes que hay entre ambos territorios, ambos países, puedan florecer entre el público que visite la exposición. Por eso, una ayuda: los títulos de las obras. “Siento que hay muchas historias humanas en estas casas y por eso añado estas historias de mi imaginación. Son el principio de una historia porque si una persona está abierta a ellas, pueden meterse dentro de ellas y añadir la suya propia”.

“He visto personas frente a mis fotografías llorando o con la mano en el corazón. Y esto ocurre porque yo les ofrezco el principio de la historia y ellos añaden la suya y se emocionan”, explica la artista. “Creo que es muy importante e interesante que, aunque el paisaje pueda parecer muy diferente incluso alienígena, nos une cosas mucho más importantes, como nuestra humanidad compartida, las vulnerabilidades que compartimos todos los seres humanos”, reflexiona Blackwood.

Especialmente en tiempos de pandemia, los problemas que se viven tanto aquí como allá y todavía más lejos, se parecen cada vez más. “Pasamos por las mismas dificultades, y no importa cómo se vea desde fuera, estas dificultades tienen un componente universal”, afirma. Por eso, encontrar esta “humanidad universal” es lo que convierte su trabajo fotográfico en algo emocional “y poderoso”. Además, concede que durante la pandemia, las fotografías han adquirido un nuevo significado.

Lo único que pide al público que se acerque a visitar la exposición en la capital conquense es que tengan “el corazón abierto”. “Si permitimos que nuestros sentimientos se liberen, entonces será una experiencia mucho más significativa”, recalca. “Estoy destrozada por no haber podido a ir, Roberto [Polo] me ha mandado fotografías y se ve fantástico. En cuanto pueda volver a España, visitaré Cuenca”, asegura. Sólo tiene buenas palabras para el coleccionista de arte, a quien conoció a través de la historiadora del arte, Barbara Rose, que falleció recientemente. “Él vive, come y respira arte”.

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