Movimientos antinucleares de España y Portugal se reúnen en Cuenca
El Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA), constituido por una centena de organizaciones ambientales y sociales de España y Portugal y cuyo objetivo es “conseguir liberar a la Península de la amenaza nuclear” celebran asamblea este sábado en Cuenca.
Una asamblea que estará protagonizada por el proyecto para construir un Almacén Temporal Centralizado (ATC) para albergar residuos radiactivos en el municipio conquense de Villar de Cañas. “Queremos realzar el riesgo que supondría la construcción del ATC”, comentan los organizadores de la asamblea quienes sostienen que “los terrenos son claramente inapropiados, como demuestran varios informes geológicos encargados por el propio Consejo de Seguridad Nuclear (CSN)”, pese a los cuales (son negativos), este organismo ha informado favorablemente para la elección de este emplazamiento. Además, recuerdan, el CSN ha emitido ese informe favorable “sin estar completa la caracterización de los terrenos, como demuestra el hecho de que ENRESA continua realizando catas, mediciones y pruebas”. Unas mediciones que, además, “han sido duramente criticadas por los inspectores del CSN al considerarlas deficientes y contradictorias”.
En opinión del MIA, la paralización de este proyecto “es meramente de sentido común, a la vista de las características de los terrenos y del valor natural que suponen” y será uno de los principales “desafíos” en futuras campañas del colectivo.
La implicación de las organizaciones portuguesas en la asamblea que se celebra en Cuenca se debe, explican, a los impactos transfronterizos de las instalaciones nucleares españolas, especialmente a través de los ríos Tajo y Duero. La central nuclear de Almaraz, refrigerada por el Tajo, “supone un claro riesgo para los habitantes del país vecino” y el proyecto de mina de uranio de Retortillo-Santidad (Salamanca), “también lo sería si finalmente se explotara, pues está en plena cuenca del Duero”.
El objetivo central del MIA es que no se prolongue el funcionamiento de las centrales nucleares españolas “más allá de los permisos que tienen concedidos” no solo “por los riesgos que entrañan o por la generación de residuos radiactivos” sino porque creen que “suponen un freno a un cambio en el modelo energético de este país”.